UN AMOR DE ‘GUINESS’ ELLA TIENE 90 AÑOS, ÉL 26 Y SON MARIDO Y MUJER…
Nuestra compañera, tuvo que hacer la última etapa de su viaje en avioneta (como bien podemos verla posando con ella y con la pareja: todo un ‘descubrimiento’ por las características de la misma), para poder llegar hasta la localidad de Arica –casi en el límite con Perú- donde, tras lograr su objetivo periodístico, titulaba su trabajo, de esta manera:
“Ella tiene 90 años, él 26 y son marido y mujer desde 1980”.
¡Ver para creer..!
…Por ello, se embarcó en la aventura de localizar a la increíble pareja que, como iba a comprobar, no se había unido legalmente por ningún tipo de interés que no fueran sus verdaderos sentimientos.
Ella misma nos relata algunos pasajes de este viaje que recuerda con tanto cariño:
“Después de 14 horas llegué a Santiago de Chile. Desde allí, me embarqué en otro ‘Boeing’ que me dejó a unos 1500 kilómetros pero, la población por localizar, quedaba aún bastante distante y luego de coger (convenciendo y contratando a su piloto) una pequeña avioneta, di por fin con la población aríquense…”
Tras mostrarnos algunas de las fotografías que ilustran estas páginas, siguió recordando aquella inolvidable travesía:
“Me encontré con calles angostas, miseria por doquier pero con una amabilidad asombrosa por parte de la gente…El único dato que tenía era que la abuela pedía limosna en la puerta del Banco del Estado en la calle llamada 21 de mayo. Allí me dieron el nombre de ambos: Blanca Correa Quiroz y Juan Espinoza”.

Sin apenas dormir y con un enorme cansancio acumulado, nuestra compañera fue sumando pistas para localizarles ya que, como comprobaría después, vivían en una barriada muy especial sobre la que muy pocos conocían detalles al encontrarse en un sitio nada envidiable…
“…Pero bueno, al fin un taxista me dijo: ‘Creo que viven en el barrio 11 de septiembre y, lógicamente, hacia ese lugar me dirigí de inmediato. Al cabo de varias pesquisas les localicé tras golpear la puerta de una casa más que humilde –de madera y lata- donde la pobreza se notaba por los cuatro costados…No olvido la foto que una vecina nos hizo a los tres delante de aquel lugar…”, instantánea que también ilustra ese momento.
“A partir de entonces, como era lógico, descarté el móvil económico de aquella unión que, más tarde, verificaría su auténtica legalidad al verles apuntados como marido y mujer –y sus datos completos-en el Libro de Familia Chileno”.
La enamorada mujer –nos comenta Liliana-, subiendo el tono de su voz, le dijo textualmente:
‘Juan y yo nos casamos por puro amor. Nos vimos, nos enamoramos y nos casamos. Aquí están los papeles y nuestro Libro de Familia…Todos los días damos largos paseos cogidos de la mano. Muchos están acostumbrados a vernos pero no todos entienden que se trata de un amor verdadero ¡sin sexo y sin dinero de por medio!’
Mientras nuestra actual directora (entonces enviada especial de la mencionada revista) les realizaba diferentes fotografías, la mujer agregó:
‘¡Juan y yo nos necesitamos mucho y nos casamos desafiando los comentarios de todo el pueblo.’
La periodista le preguntó al joven marido sobre el tema de la fidelidad, algo que, por la abismal diferencia de edad y por lo que acababa de explicar ella respecto de puntuales intimidades, era una pregunta ‘cantada’. Respondió así de categórico:
‘El día que se convirtió en mi esposa ante Dios y ante el mundo, le juré fidelidad absoluta.’
¿En qué trabajas Juan? –le preguntó-
‘Soy jornalero y ella pide caridad en la puerta del Banco; de esa forma nos vamos arreglando’.
Y a ella, excusándose, por lo directa de la pregunta, le dijo:
“Si es que se cumple la ley de vida y usted abandona este mundo antes que él ¿tiene algo de mucho valor para dejarle a su esposo?”
La anciana no dudó en responder:
‘Sí, la gran admiración, el amor y el respeto que he sentido y siento por él’.
La intrépida viajera nos comenta que “al dar un paseo con ellos por la población, a todo aquel que se cruzaba con nosotros, les decían orgullosos: ‘¿Habéis visto? Nuestro amor no sólo es conocido hasta la Cordillera de los Andes…Ha llegado hasta España y esta señorita viene desde allí para ver si era cierto’.
Acto seguido: “Se besaron, me besaron y me formularon un ruego: ‘Si alguien quiere ayudarnos, porque de verdad lo necesitamos, nuestra dirección es Población 11 de septiembre-Pasaje Curacautín (4ta. Etapa)-Sitio (Casa) 826’.
Nuestra Directora finalizó su emocionado recuerdo diciéndonos:
“Aquel viaje, aquel reportaje que entró en millones de hogares, primero en España y, como decíamos, después: en cantidad de países, aún hoy sigue conmoviéndome y más al ver que el amor, sea un 14 de febrero o cualquier día del año, es algo tan importante. Quienes no lo conocen (con todas sus connotaciones), en su auténtica dimensión, deberían procurar conocerlo…”
©Liliana Cozzi/Bayres/ALGENTE