SONRISAS Y LÁGRIMAS DE JOSÉ MOTA “Al final del túnel se ve la luz…”


El gran buen humor otra vez en la pequeña pantalla para felicidad de millones de espectadores. Un hombre que como veremos, no sólo tiene sonrisas para ofrecernos, sino que atesora en su interior unas cuántas lágrimas como iremos viendo en esta entrevista cargada de sentimientos y que nos descubre algunos rasgos desconocidos y la sensibilidad de este admirado profesional.

Al recibir a ALGENTE, José Mota que tras el éxito televisivo de fin de año, vuelve a nuestros hogares los viernes por la noche, lo primero que nos dice es que El mundo en general necesita mucho humor”.

¿Y en tu vida personal, también?

Por supuesto. Es primordial para mí.

¿Cómo haces para ver sólo la parte divertida y positiva de todo aquello que a cualquiera le saca de quicio?

Necesitamos reírnos de todo lo que nos agrede, porque nos hace sentir que al final nosotros ganamos la batalla. Cuando ves un sketch de alguien que te está haciendo sufrir, te sientes ganador. El humor tiene mucho de eso, de herramienta que te hace vomitar todo lo que llevas dentro y te está fastidiando. Lo echas ¡y además te ríes! Tiene que ver con lo que decía Woody Allen, que comedia es igual a tragedia más tiempo. Es cierto. Nada es para tanto, sólo enfermedades y muertes. Lo demás son cosas que pasan.

¿Tu infancia y tu adolescencia, fueron importantes para que sepas sonreír y hacernos reír en la actualidad?

Sin duda. Lo que pasa es que cuando vives rodeado de tanto matiz, siempre he dicho que en la pequeñez de un pueblo está la grandeza. En todo lo pequeño que tiene un pueblo ves la grandeza de la humanidad. Cuando llegué a Madrid, me di cuenta enseguida de que el ruido de Madrid no me dejaba escuchar cosas que en Montiel sí que oía.

José nació en esa población de Ciudad Real en la que transcurrió con felicidad su infancia y sus años juveniles que tanto influyeron en él.

Ya desde niño todo el mundo en Montiel sabía que quería ser artista y de la gran facilidad que desde pequeño tuvo para hacer reír a la gente este manchego que hoy, como Luis Piedrahita, dijo a nuestra revista en su anterior edición: “El humor es un arma de construcción masiva”, algo de lo que seguramente estará convencido desde aquellas primeras carcajadas que conseguía de quienes le empezaron a ver actuar en Montiel.

Al posar con ALGENTE y observar a Luis Piedrahita en nuestra primera página nos dijo:

Es muy poético. Es un tío súper interesante, los textos que hace son muy bellos y le quiero mucho.

Aquel niño en Montiel ya pensaba en hacernos reír a todos los españoles…

El niño que yo fui en Montiel, soñaba con hacer lo que estoy haciendo y a veces no me daba cuenta de que el éxito reside en el camino, no en una meta. Por eso trato de disfrutar de mi trabajo cada día. Creo que ese es el final. Soy afortunado de haber logrado hacer realidad mi sueño aunque con mucho esfuerzo, porque en cada uno de esos sueños, he dado mi vida.

¿Y qué decirles a quienes al “poner su otra mejilla” no ven la luz después del túnel?

Que sin duda, al final del túnel se ve la luz… Estoy convencido.

Después de decirnos que los valores con los que creció han sido fundamentales para forjar su perfil humano, nos habló también de lo mucho que lo han cuidado siempre sus tres hermanas, y tímidamente aseguró que “aunque me he sentido muy bien, me hubiera encantado tener un hermano; con ellas crecí lleno de felicidad, siempre me trataron exquisitamente, arropándome en todo, cuidándome al máximo al ser el único chico pero con un hermano también me hubiera divertido en otros aspectos.      .

Le vemos haciendo reír a media España –y más- sin que trascienda en su rostro ninguna de las tristezas que ha vivido hace poco.

¿Cuándo fue la última vez que lloraste?

Con la muerte de mi amigo Ramón. Me volqué con él totalmente cuando me dijo que tenía cáncer de páncreas y le operaron en Madrid y no salió de la operación.

Al contarnos este sentimiento se le llenaron los ojos de lágrimas, algo difícil de asimilar a primera vista, ya que no olvidemos que se trata de uno de los humoristas más encumbrados de la actualidad y a quien, a priori, no le imaginamos sumergido en una angustia parecida como la que siguió compartiendo con nosotros:

Lloré mucho por él. Fue la pasada Navidad. Era de mi edad y resultó ser una lección de vida. Tenía esta maldita enfermedad y sin embargo me decía que no tenía miedo a morirse. Y murió en Navidad.

¡En Navidad!

Preparaba sonrisas para media España sin que nadie se diera cuenta con qué entereza José Mota volvía a levantar el telón.

En plena época en la que preparaba su especial de televisión en el que sólo cabía el buen humor y con el que supo entrar en casi cuatro millones de hogares españoles.

Así continuó recordando a su buen amigo…

Yo siempre le decía que íbamos a pelear para salir adelante; tenía opciones de salir de la operación, pero le dio un derrame a los 3 días de operarse y se murió, el pobre. Hoy no puedo echar al olvido, las increíbles conversaciones que tuve con él. ¡Echo de menos a Ramón! Llevábamos sin vernos 27 años y un día me lo encontré en mi pueblo; se cruzaron nuestros caminos en un momento crucial y nos agarramos los dos a pelear y pelear con toda la ilusión. Pero el infortunio de la vida, al final…

José, hombre sencillo y sensible donde los haya, es un hombre de hogar.

Un  manchego  que disfruta a tope de los suyos, de su mujer, Patricia Rivas, de su hija de seis añitos y de su hijo que el próximo verano cumplirá dos años.

Un hijo que colmó de dicha a la pareja después de que su esposa perdiera el que estaba esperando camino del quinto mes de embarazo.

“Fue un palo impresionante”, como dicen quienes conocen muy bien a José Mota que meses después volvió a sonreír al saber que volverían a ser padres.

Lo que decíamos al comenzar: Sonrisas y lágrimas

Pero que, sobre todo estas últimas, nadie, ni en su vida cotidiana, ni en el teatro, ni en el cine ni mucho menos en la televisión, ha visto ya que son sentimientos que forman parte de la procesión de un ser humano que hace reír a millones de espectadores.

“Pero nada, José es un fuera de serie, lo supera y trata de volver a sonreír”.

Un profesional que disfruta de millones de admiradores y fans, entre los que se encontraba su padre al que recuerda todos los días del año y cómo no, en este mes tan señalado. Un sentimiento que, como veremos, también quiso compartir con ALGENTE.

¿En tus años de vida te tocó transitar por un túnel demasiado largo?

Claro que sí. Crisis personales, propias. Afortunadamente siempre he tenido trabajo; yo no he sufrido la lacra del paro, que es tremendo. Hace que la gente se desespere. Pero he vivido crisis personales: mi padre murió hace ya 3 años y medio. Con él tenía una relación maravillosa. Se me fue un referente. Se me fue una persona con unos principios… Uff. Honradísimo… Te das cuenta de que esos valores no son habituales…

Pero como lo suyo es contagiar buen humor y no queriendo abundar en esas penas que tanto le agradecemos haya compartido con los periodistas de  “Tu revista”, se despidió de nosotros con un chiste que, como veremos, encaja perfectamente en esta época de sangría económica en la que por desgracia, la palabra “limosna” es frecuente en los unos y en los otros y con diferentes interpretaciones.

Ahí va para todos los lectores una bromilla manchega: Un señor va caminando por la calle y llama a una puerta. El que está dentro dice: ‘¿Quién es?’. Y el de fuera responde: ‘¡Una limosna!’. Y el de dentro le dice: ‘¡Échala por debajo de la puerta!’.

Lágrimas…y sonrisas –claro que sí-, del gran José Mota…

 

Texto y fotos:

N.S./L.C./ J.B.(c)  Bayres/ALGENTE