SANTI RODRÍGUEZ TODO CORAZÓN

El próximo 27 de julio cumple años y, conforme pasa la vida, Santi Rodríguez sigue regalando un humor a prueba de bombas.

Sufriste ese infarto Santi el mismísimo día de tu cumpleaños, ahora justo hace 2 años ¡menudo regalo! pero gracias a tu forma de ser con dos capotazos lo solucionaste. Dinos, de verdad:

¿Después de ese momento cada nueva vela de cumpleaños es como un “regalo”?

Cada día que pasa es un regalo. Antes había días a los que no les daba importancia. Ahora, cualquier día, por inocuo o por marroncito que sea, me parece el día más maravilloso porque cuando ves tan cerca que te has podido ir, como en mi caso que fue un infarto muy complicado, cada día se agradece y se valora.

¿Cómo fue esa experiencia?

Fue un infarto de bazo, no sentía el dolor habitual de un infarto al corazón. La doctora, cuando ya salí de la operación, me preguntó si me podía hablar claro, así que ya sabía que venía un ‘tortazo’. Creía que me iba a decir que tenía cáncer… Por un lado tuve el subidón de saber que no tenía cáncer y por el otro, el bajonazo de que había tenido un infarto. Esos más de veinte días que estuve en el hospital me ayudaron en muchos sentidos. Para mí, el infarto, ha sido muy esclarecedor. No es como un infarto de corazón que es inmediato; yo estuve 3 días con un coágulo y me vine desde Costa Rica -que podía haber reventado en el avión-,  pero tuve mucha suerte.

Tienes que cuidarte mucho…

Ya me cuidaba antes, incluso dejé de fumar hace 4 años. A mí el infarto me ha venido por genética, no por hábitos de vida. Ahora mismo -según me ha dicho el médico-  me alimento como en realidad  debería alimentarse  cualquier persona, aunque no haya sufrido su salud, a partir de cierta edad. No pasarse con las grasas y  es importantísimo hidratarse mucho, la fruta, la verdura… Lo que ya sabemos: ¡comer sano!

Y controlar la tensión…

¡Es el mejor salvavidas! Ya que es un enemigo silencioso. Yo me levantaba  con dolor de cabeza y es que ¡¡tenía 21-13!! Un toquecito de sal es necesario, ya que, por ejemplo: unas lentejas sin sal son incomibles, pero se pueden aderezar de otra manera y quedan bastante bien.

¿Haces ejercicio?

He conseguido que sea un hábito más así que mi cuerpo me lo pide y no me cuesta trabajo, lo disfruto mucho. No hace falta prepararse para las olimpiadas, hay que estar activo. Por ejemplo, llevo mi reloj en el que he marcado mi objetivo diario. El mío es subir 15 pisos diarios. Voy poco a poco, a mi ritmo. Cuando estoy en el hotel, por ejemplo, no subo en ascensor. En casa, tengo 2 pisos…

Ahora vas a ayudar a un montón de gente a través de tu experiencia…

Mi amigo Manu Sánchez, también humorista, me dio la idea cuando salí del hospital y es ver el problema desde el humor, desde la vida. Y me parece que es una oportunidad de ayudar al público. Además me estoy riendo de algo que, si no me hubiera pasado, no me podría reír… Yo me río de mi desgracia. Mucha gente se queda traumatizada pensando en lo que le ha pasado. A mí, muchos me han agradecido el haberles dado esa otra forma de verlo con humor y poder salir de ese bucle tóxico.

¿Cuál es el mejor regalo que te ha dado la vida?

Indudablemente mis 2 hijas. Victoria tiene 18 años y Susana 17. Y ellas son lo más bonito que tengo. No comprenderé jamás a la gente que se desentiende de sus hijos. Ellas son la razón más importante para encontrar un sentido al por qué estamos aquí y por qué hay que pelear.

Cumples 54 ¿no? ¿Te preocupa el paso del tiempo?

Lo importante no es cuántos años cumples sino cumplir muchos. Heredé de mi abuela la filosofía del carpe diem. Y más ahora después de mi experiencia. No me preocupa la edad, me preocupa disfrutar de cada momento.

¿El humor –y en tu caso que vives sonriendo- ayuda a soportar tantas cosas oscuras que se nos cruzan en el camino?

Claro que sí. Aquel infarto me marcó para bien… Me hace ver que todos los días son maravillosos. Hay un gesto que hago a diario que es abrocharme la camisa. El día que me dijeron en el hospital que me podía ir a casa, me puse la camisa y me la abroché… Ese momento fue de los más bonitos de mi vida. Así que ahora, cuando me abrocho la camisa, me digo a mí mismo: ‘majete, que te la estás poniendo fuera del hospital, aprovecha el día que te ha regalado Dios’.

¡Y lo aprovechas, claro!

Simplemente respirando, mirando las flores y de algunos seres humanos…Veréis: Soy muy fan del ser humano a pesar de que últimamente los valores no están de moda, pero sigo confiando en la bondad del ser humano y disfruto mucho al conocer personas… Tengo un grupo en twitter que se llama «La Santipandi»  que lo he formado con personas a las que he conocido por las redes sociales. Algunos de ellos son mis mejores amigos. La vida hay que aprovecharla porque si pasas de puntillas por la vida, es una broma muy triste.

¿Qué es ese premio –de la cantidad de premios y distinciones que has recibido- el que dice como hemos leído: “Comendador Honorario de la Muy Ilustre y Noble Orden de Caballeros de la Cuchara” –textual-. Será porque… ¿Te gusta comer platos de cuchara ya que hablamos de ello?

Me han nombrado caballero de honor de 2 sociedades de mi tierra y estoy muy orgulloso. Además tienen una parafernalia muy solemne: te ponen una capa (que conservo en casa) y está muy bien. También pertenezco a la Sociedad del Dornillo de Valdepeñas de Jaén. Me gusta la buena cocina y me gusta cocinar.

¿Y qué más te gusta hacer en casa?

Lo que más me gusta es planchar. Yo veo un montón de ropa caótico y al cabo de, pueden ser tres horas porque a lo mejor plancho 4 ó 5 lavadoras en una tarde, verlo todo planchado y organizado, me produce una sensación de placer, que no os imagináis. Tengo la tele puesta y voy planchando a la vez que veo mis deportes. Yo lo plancho todo, desde la falda de tablas de mi hija hasta las sábanas. Y el olor de la ropa recién planchada me encanta. Yo no puedo poner en la cama unas sábanas que no estén planchadas. Se planchan enteras y después se van doblando y se van planchando. Si no es así, la sensación no es la misma. Y no sólo para mí, ¡las de mis hijas también!

¿Eres futbolero?

 Soy del Atlético de Madrid, colchonero de toda la vida por mi abuela. Ser del Atleti te curte personalmente. Los colchoneros, cuando tenemos una satisfacción la disfrutamos mucho más, porque cuando lo tienes todo fácil en la vida, llega un momento en el que no le das valor a nada. Sin embargo nosotros, cuando conseguimos algo es porque ha sido a base de tesón y de lucha… Simeone nos ha cambiado el club.

Suponemos que aquel desternillante papel de “frutero” en “Siete Vidas” en la tele, no te habrá hecho olvidar que al cuerpo, además de buen humor y otras cosas buenas, hay que darle mucha fruta.

¡Muchísima! De hecho en mi casa tengo un mandarino, un naranjo, un níspero -que me encantan los nísperos-… Me viene muy bien comer fruta y paso el día comiéndola de todo tipo. De vez en cuando me gusta hacer pruebas y mezclar 2 ó 3 frutas en zumo pero a veces las mezclas salen bien y otras… no tanto. 

Impresionante Santi: ¿Y todavía te queda tiempo para tu labor humanitaria, solidaria, que no todo el mundo conoce, ayudando a la Asociación Síndrome de Down…?

Si yo hubiera sido el típico famoso que no se para a hablar con la gente, me habría perdido conocer a una gente maravillosa. En una ocasión se me acercó un señor, Manuel Hermoso, para decirme que tenían un recinto del Síndrome de Down y le gustaría que me pasara. Me interesó mucho la labor que hacían, y me dijo Manuel que si quería me enseñaban el local donde solían estar. Era tan deprimente el local de Síndrome de Down que me decidí a echar una mano para que pudieran ir a un lugar mejor.

Santi se emociona y prosigue:

La gente con Síndrome de Down me ha cambiado la vida por completo. Cuando me dan las gracias por ayudarles les digo que el agradecido soy yo.

¿Por qué lo dices…?

Porque te dan una visión de la vida que no habría conocido sin ellos. Porque no tienen rencor, no conocen la envidia ni la maldad, son mejores seres humanos. Si muchos aprendiésemos de ellos, el mundo sería mucho mejor. No somos capaces de llegarles a la altura de las zapatillas. A mí me dan lecciones de vida cada día. Siempre te reciben con los brazos abiertos. Se me hace un nudo en la garganta al hablar de ellos porque son maravillosos.

¿Cómo colaboras?

Junto con 2 personas que me han ayudado desde el primer día organizamos todos los años en septiembre un festival en Jaén. Este año es la XI edición. El primer año sólo preparé un calendario en el que me fotografié yo con todos los niños. Ya el segundo año organizamos una gala de monólogos los viernes y los sábados unas jornadas deportivas. Llevo artistas monologuistas, hacemos una gala en el teatro que todos los años se llena y he conseguido que haya 55  empresas e instituciones que colaboran también para que los artistas que vienen a trabajar sin cobrar, se sientan cómodos. No me gusta llamarles discapacitados ni nada similar. Me encanta la frase de «tengo síndrome de Down, cuál es tu diferencia». Porque todos somos distintos. Hay gente discapacitada para cantar, para correr… La gente con síndrome de Down, a nivel humano son superdotados. En la vida llegaré a darles lo que ellos me dan a mí.

La solidaridad de nuestro entrevistado no tiene límites:

Hay un niño llamado Bruno en Villaviciosa de Odón al que detectaron una enfermedad muy rara con 5 añitos y está peleando junto a sus padres, al que también intento ayudar en lo que puedo porque debemos pensar que cualquier día nos puede tocar a cualquiera de nosotros, que nadie está exento y quizás necesitemos ayuda de otros…

Santi, ¿tienes algo de Santo…?

Intento no ser muy mala persona pero tampoco conviene ser un santo. No soy un trozo de pan pero no me gustan las complicaciones; intento simplificar lo más posible las cosas. Con el tiempo coges experiencia y picardía pero aún así de vez en cuando ‘me la siguen colando’. Hace 2 años tuve un acontecimiento bastante desagradable con una persona que se aprovechaba diciendo que estaba muy malita y que se iba a morir, pero bueno ahí está en los tribunales. Yo le organicé una gala y me encargué de todos los gastos de los artistas para que le quedara más dinero, al final impliqué a un montón de personas por alguien que me engañó, al decirme que sufría una enfermedad y que sigue un tratamiento. Pena de ser humano…

¿Aparte de ‘no traicionar a un amigo’, qué no harías por pasta?

Seguro que si me dieras una lista habría muchísimas más cosas que no compraría el dinero. Intento que el dinero me condicione lo justo aunque, ahora –como es natural en un padre familiar- quiero tener el dinero suficiente para poder ayudar a mis hijas  si un día lo necesitan, por lo demás, además de mi profesión, disfruto muchísimo de cuidar mis plantas, mis árboles… Cuando me jubile no tengo grandes aspiraciones, simplemente  vivir tranquilo. Otra de las experiencias maravillosas que estoy viviendo es viajar a otros países a hacer funciones para españoles emigrantes, para ellos es muy especial porque les hablo de las cosas cotidianas de su país y para mí eso es muy gratificante.

¿…Te dejarías comprar el corazón?

Lo he donado ya o sea que… Mi corazón lo tienen mi familia y mis niños de síndrome de Down, ya no es mío.

¿Qué nos dices de esa agraciada que ha recalado en tu corazón hace tantos años?

Llevo con mi mujer casi 20 años. Nos casamos al año de conocernos. Tener a alguien a tu lado como referente es importante. Con todo lo que conlleva, ceder parte de tu libertad y tu intimidad, porque todo lo que tiene valor en esta vida tiene también un precio. Gracias a mi mujer tengo mis 2 hijas que son lo más importante de mi vida. Y gracias a ella tengo muchísimas cosas así que sería tonto por mi parte pensar que lo que soy, lo soy por mí mismo.

¿Te posicionas sobre el feminismo?

Cada vez más defiendo la causa feminista porque gracias a mi abuela, a mi madre, a mi mujer y a mis hijas, todas ellas grandes mujeres, yo soy quien soy. A las mujeres hay que quererlas, hay que apoyarlas y hay que cuidarlas.

¿Cuáles cosas no te enamoran de este mundo?

Las  que no enamoran a la mayoría: el egoísmo, la falta de educación, la prepotencia, la violencia…

¿Para ti, amar es un arte?

Abstracto y sin libro de texto. Casanova era un pobre hombre y seguro que ni en su caso era oro todo lo que relucía. Hay que amar sin lógica. Cuando el cuerpo te pida amar algo, una causa, una persona, un lugar, hay que hacerlo y dejarte llevar porque a lo mejor va a ser algo efímero que si lo dejas pasar, no volverá

Cuando te miras al espejo ¿Qué te dices?

Hasta mañana si Dios quiere. ¡Qué suerte tienes de estar aquí!

¿Algo que te fastidie de verdad?

Me fastidia mucho la agresividad que hay de un tiempo a esta parte hacia el que no piensa como tú. Y me fastidia la libertad que se toman algunos para decirles a los demás cómo deben vivir su vida. La falta de solidaridad con todo el que no es como tú, hay que ayudar sin miramientos.

Santi Rodríguez, un ser humano ‘in-clonable’…

                             Julio Bonamino/Nuria Santero

                              Bayres/ALGENTE

                              fotos©Liliana Cozzi                              agradecimiento: Hotel Mayorazgo (www.hotelmayorazgo.com)