SALVEMOS A… LAS ABEJAS

Estas páginas, gracias a la colaboración que en esta ocasión Greenpeace brinda a ALGENTE,  las dedicamos a un tema que debemos tener muy en cuenta: las abejas y su cada día más rápida desaparición.

Y es que, como bien nos dicen desde Greenpeace, hoy día “la polinización de las flores es vital para nuestra alimentación y para la biodiversidad, pero las abejas que son, precisamente, unas de las principales encargadas de esta misión, están desapareciendo.”

Y de cuáles factores –entre otros- tenemos que hablar al tener que referirnos a esa lamentable conclusión:

“Entre otras causas, hay que decir que las abejas mueren por la agricultura industrial y su uso de plaguicidas tóxicos. Es urgente, por lo tanto, cambiar el modelo de la agricultura industrial por una agricultura ecológica”.

Sobre el por qué de la importancia de las abejas “y mucho más de lo que podamos pensar”, desde Greenpeace comentan, textualmente, a “Tu Revista” “que la producción de alimentos a nivel mundial y la biodiversidad terrestre dependen en gran medida de la polinización, un proceso natural que permite que se fecunden las flores y den así frutos y semillas. Las abejas, y otros insectos -como mariposas y abejorros-, son los responsables de este proceso y, sin embargo, sus poblaciones están disminuyendo a pasos de gigante.”

A continuación nos hablaron, ya concretamente, sobre algunos de esos factores determinantes que, como nos decían, amenazan a los polinizadores:

la pérdida de hábitats, las prácticas de la ya mencionada agricultura industrializada, como los monocultivos (menor disponibilidad y diversidad de alimento para estos insectos), el uso de los citados plaguicidas; parásitos y enfermedades; especies vegetales y animales invasoras; y los impactos del cambio climático.”

¿Contáis con alguna cifra económica aproximada respecto de la labor de polinización de las abejas?

“Se ha calculado que el valor económico de la labor de polinización de las abejas podría estar en torno a los 265.000 millones de euros anuales en todo el mundo, 22.000 millones para Europa y más de 2.400 millones de euros para España, recientemente calculado por Greenpeace en su informe «Alimentos bajo amenaza.» Así pues, incluso desde un punto de vista puramente económico, merece la pena proteger a las abejas”

Más adelante y ya bien adentrados en este tema, evidentemente, mucho más trascendental de lo que aparentemente pudiera parecer, subrayaron que las cifras del problema que sufren los polinizadores son contundentes. Tal es así que el  informe “El declive de las abejas”  advierte que las poblaciones de abejas disminuyeron en Europa un 25% entre 1985 y 2005. Pero también otras especies están padeciendo la misma suerte. Datos recientes revelaron que el 46% de las 68 especies de abejorros europeos están en declive y un 24% en peligro de extinción. También las mariposas. En las dos últimas décadas se han reducido a la mitad las poblaciones de mariposas de las praderas, según la Agencia Europea de Medio Ambiente”.

Asimismo, nos señalan que, por su parte, “la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés), ha mostrado en el informe “UNEP Emerging Issues”  que el declive de las abejas está ocurriendo en todo el mundo y que el resto de polinizadores están en la misma situación. De hecho, las recientes restricciones en la UE a cuatro insecticidas se basan en recientes evidencias científicas que confirman la nocividad de estos productos para las abejas.”

Y agregan que “además, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) ha expresado sus preocupaciones respecto a dos plaguicidas neonicotinoides, puesto que podrían afectar también el desarrollo del sistema nervioso de los seres humanos.”

La pegunta que nos formulamos en voz bien alta es: ¿Qué soluciones hay”?

En este sentido, puntualizan:

“Si los cambios que pedimos no ocurren podríamos asistir a un declive irreversible de las poblaciones de insectos polinizadores, lo que implicaría una pérdida de productividad de la gran mayoría de cultivos (en Europa el 84% de 264 cultivos dependen de la polinización por insectos) e incluso la inviabilidad de otros. Esto supondría un incremento del precio de los cultivos que se pudiesen mantener y un cambio en la pirámide alimentaria. Podríamos polinizar a mano algunos cultivos con un interés comercial importante… pero, ¿quién va a polinizar el romero, tomillo, zarzamoras, arándanos y un largo etcétera?”

Por tanto, obviamente, es imprescindible aplicar soluciones…

“El primer paso es prohibir los productos tóxicos para las abejas actualmente en uso, y hacer que la evaluación de riesgos de los plaguicidas sea mucho más estricta. Por otro lado, deben ponerse en marcha planes integrales de acción para salvar a las abejas. Y la solución definitiva es la adopción de la agricultura ecológica como única vía para una producción sostenible.”

Y enfatizan que “este cambio lo pueden iniciar los políticos, apostando por un modelo de agricultura ecológica y legislando en consonancia; los agricultores, cambiando sus prácticas de cultivo; y las empresas, desarrollando líneas de productos y técnicas ecológicas. Y, por supuesto, también personas como tú, demandando productos ecológicos.”

¿Qué está haciendo Greenpeace?

“En Greenpeace queremos conseguir un modelo de agricultura que proteja, mantenga y restaure la diversidad de la vida en la Tierra, respete los límites ecológicos y sea socialmente justa…En nuestro informe “El declive de las abejas. Peligros para los polinizadores y la agricultura”, hemos hecho una revisión de los últimos estudios científicos (cerca de 80), sobre los factores que ponen en peligro estos insectos. Además hemos mostrado la urgencia de prohibir siete insecticidas agrícolas por su demostrada toxicidad para los polinizadores, y hemos señalado un cambio hacia la agricultura ecológica como parte de la solución a este problema. Sostenemos que la agricultura ecológica garantiza una producción sana y sostenible, ya que protege el suelo, el agua y el clima, promueve la biodiversidad, no contamina el medioambiente con agroquímicos ni transgénicos, y respeta la salud de las personas.”

Y agregaron:

“En Greenpeace trabajamos para que la sociedad y los políticos entiendan la importancia que tienen las abejas y otros polinizadores y las amenazas a las que se enfrentan. Luchamos también para que se prohíban –como decíamos- los plaguicidas que son perjudiciales para las abejas y que se apoye decididamente la agricultura ecológica.

Por otra parte tenemos en marcha una recogida de firmas para pedir al Gobierno que proteja a las abejas y demás polinizadores y apoye decididamente la agricultura ecológica. Gracias a la presión ejercida por las miles de firmas, Greenpeace y otros colectivos han conseguido la restricción de cuatro insecticidas tóxicos para las abejas en la UE. Pero hay que seguir trabajando porque son prohibiciones temporales (dos años) y parciales (tienen varias excepciones), y para parar otros plaguicidas que amenazan a las abejas.” #SOSabejas

 

Greenpeace/Algente