RUPHERT 99

He estado nuevamente en París y me he llevado una sorpresa al ver que el Sacre Care estaba todo vallado, motivo por el que ya no se puede visitar al Cristo como siempre, algo que yo siempre he hecho desde los 14 años.

Pero me alegro de que se hayan aumentado las medidas de seguridad para evitar nuevos problemas porque jamás pensé que nadie pudiera realizar un atentado en un lugar tan sagrado.

Al principio, al estar allí, lo pasé mal, muy mal. Después, poco a poco, me fui tranquilizando diciéndome a mi mismo que todo es para que  lo protejan como merece.

No puedo negar que yo soy muy exagerado pensando que algún día puede pasarle algo pero confieso que al ver todo aquello viví un shock.

Ya en el corazón de la Ville Lumière y recuperada la calma, fui a un programa de televisión donde me habían invitado a hablar de María Callas, de Fellini y de Josephine Baker, a quien le están rindiendo un homenaje, pues este 3 de junio habría cumplido 110 años. 

Lo hicieron en el Bobino de París, el teatro donde más trabajó en sus últimos tiempos, momento que recuerdo como espectacular ya que estuve a su lado el día del estreno con ella. No olvido anécdotas de aquel instante como una que tenía que ver con su corsé y lo mucho que le apretaba. A mí eso me preocupaba, por eso siempre trataba de hacerla entrar en razón diciéndole que no se lo apretase tanto, pero ella un día me dijo unas palabras – textuales-  que no he olvidado:

“Prefiero morir en un espectáculo por culpa del corsé, antes que aflojármelo… No me lo digas nunca más”.’

Y así fue… Murió con el corsé puesto…

Tuvieron que sacarla del Bobino porque no pudo terminar su última actuación.

Muchas veces, en Estados Unidos, tuve que ajustarle yo los cordones del corsé igual que veíamos a Vivien Leigh  en ‘Lo que el viento se llevó’. Me tocó varias veces cuando no estaba su ayudante, por eso se lo hacía yo.

Pero corsés aparte, decir que fue una mujer divina… Era superior.

En una ocasión como no quería ir sola a una cena me pidió que yo fuese su acompañante. Cenamos con Lanusse y lo pasamos fenomenal…Como en tantas otras ocasiones que hoy recuerdo como cantidad de momentos de mi vida que me parece mentira haberlos podido compartir con tantos artistas de primera línea, con tantos aristócratas y en general con gente tan importante…

Bueno, sobre la Baker, comentaros que según dicen, fue más grande que Edith Piaf, por lo atrevida, por aparecer desnuda en las revistas a principios del siglo pasado y por tantos detalles de una personalidad única.

En resumen, mi nuevo viaje a Paris fue muy bonito. Después pasé unas horas en Roma, pues me llamaron también para asistir a un homenaje que le hacían a Federico Fellini, a cuya memoria, ya lo sabéis, le tengo muchísimo respeto y cariño porque con él viví todo tipo de aventuras, realidades  y también,  rumores; uno de ellos, incluso, conmigo como protagonista. Fue a partir de que le comenté que la prensa española rumoreaba que éramos amantes. Fijaros que ¡pedazo de rumor! Sin embargo, contrariamente a lo que yo creía que iba a ser su reacción –pensé que se iba a enfadar muchísimo-, me contestó:

“¿No estaremos perdiendo el tiempo Ruphert?”.

Qué personalidad irrepetible, qué ser humano, qué artista: como si tras de esa rumorología diese vía libre a un rumor cuando en realidad, Fellini y yo nunca tuvimos nada aunque sí algo muy importante en común: ser artistas los dos.

Antes de regresar estuve en El Vaticano. No pude ver al Papa porque mi madrina argentina, Nelly Raymond, que es muy amiga de Su Santidad,  no pudo viajar. Mi madrina ha sido la número 1 del mundo de la televisión en Argentina. Los dos tenemos pendientes la ilusión de encontrarnos con Francisco. Me despido después una semana muy melancólica pero finalmente muy feliz en Paris y Roma. Mis bendiciones para todos.