-RONALD KOEMAN – JORGE D’ ALESSANDRO

Ronald Koeman llegó al Barcelona ¿para quedarse?
Esta posibilidad, como bien nos recuerda la historia de los clubes en general, dependerá si sus medallas del pasado y los mejores tramos de su trayectoria culé, son recuerdos compatibles con lo que, como nuevo míster, aporte a la desmembrada (futbolísticamente) institución.
Aunque, siempre nos olvidamos que, se trate de la camiseta que se trate, la permanencia del entrenador –quién podría negarlo-, depende asimismo de la plantilla con la que se cuente.
Koeman aterrizó en el Barça nada más y nada menos que como ‘mensajero’ y, como tal, informar a determinadas estrellas que ya no contarán con ellas, tal el caso de Luis Suárez que, humillantemente, se enteró por el flamante director técnico ¡y por teléfono! que era uno de los descartados.
Un ‘marrón’, una gestión que no es para cualquier estómago, por eso nos preguntamos si hay que ‘matar’ al mensajero…o, por el contrario, saber distinguir esa misión con el propio criterio del entrenador que, en teoría (como bien explicó nuestro colaborador Jorge D’Alessandro en una soberbia intervención de ‘El Chiringuito’), comparte la resolución de la directiva.
Después de hablar durante menos de ¡dos minutos! con Suárez, curiosamente, Messi, a través de sus abogados envió el famoso burofax en el que manifestaba su intención de irse.
A continuación, ríos de tinta corrieron por las redacciones de medio mundo con una conclusión que, al cierre de nuestra edición de septiembre, no podemos detallar aunque es un acontecimiento que se ha venido siguiendo al pie de la letra, por tanto ya se sabrá –al leer estas líneas- cuál ha sido el final de tan inesperada bomba…
Sea como fuere, habrá que ver cómo inicia su nueva ‘aventura’ profesional este aries holandés del 21 de marzo del 63 que es considerado el defensa más goleador de la historia, con 253 goles en 535 partidos, destacando especialmente de líbero y que, como bien saben los amantes del fútbol, dejó su impronta en el Ajax de Ámsterdam, en el PSV Eindhoven, en el Feyenoord de Róterdam y en el Fútbol Club Barcelona formando parte del equipo que pasó a la historia bajo el nombre de «Dream Team» y con el que consiguió la primera Copa de Europa de la historia del F. C. Barcelona gracias a un gol del propio Koeman en la final de Wembley del 20 de mayo de 1992, contra la Sampdoria.
Durante los seis años como jugador del Barcelona, hagamos memoria, conquistó: cuatro ligas, una Copa del Rey, tres supercopas de España y una supercopa de Europa y no hay que olvidar que integró la Selección de fútbol de los Países Bajos que resultó campeona de la Eurocopa 1988 en Alemania.
Su experiencia como entrenador de diferentes y prestigiosas instituciones ha sido muy dilatada, una andadura que -hay que recordarlo- pasó por el cuerpo técnico del Barça (durante la temporada 1998-99) junto a Louis van Gaal, ejerciendo de coordinador entre el filial y el primer equipo.
Ahora, otra vez en la Ciudad Condal como entrenador del Barça, ha despertado una enorme expectación dentro de todo el mundo del fútbol, aunque eso sí, como decíamos: debutado -antes que en los terrenos de juego- desde el teléfono de su flamante despacho como un improvisado “mensajero” de malas noticias para algunos futbolistas, pero lo cierto es que, a partir de esa llamada, se desencadenó todo con Messi (en la actualidad, dentro o fuera del club) como principal protagonista.
A partir de ahora –y con las decisiones finales sobre la mesa-habrá que ver si Koeman mejora su experiencia valenciana y pronto, el admirado club catalán, vuelve a formar un puzzle victorioso que haga olvidar el lamentable 2-8 frente al merecido campeón de la reciente Champions y lo más difícil: recuperarse del aluvión Messi…
©Bayres/ALGENTE/fotos Redes Sociales

JORGE D’ ALESSANDRO
“La Champions marcó un antes y un después del fútbol español”.
Escribir estas líneas en pleno movimiento volcánico después de la llamada de Koeman a Suárez y el burofax de Messi -todo ello coincidiendo con la entrada a imprenta de nuestra cita de septiembre-, es algo que supera a cualquiera.
Las noticias sobre este tema, antes de firmar una que sea definitiva, son incesantes pero, la verdad, es que –como explicaré más adelante- el Barcelona se encuentra en una situación en la que tiene que hacer una inevitable limpieza…
Pero no quiero focalizar esta cita con la cantidad de lectores que me siguen solamente en el tema Messi y sus interrogantes, sin antes hablar, primero, de nuestra liga…
…Una liga que, todo hay que decirlo: no es la mejor.
Y es que estamos envueltos en un marketing excesivo cargado de demasiadas adulaciones para un fútbol –otra verdad que hay que subrayar: cada vez menos competitivo.
Pero vayamos deteniéndonos en las ocasiones perdidas de uno y otro de los grandes.
Así, por el ejemplo, el Real Madrid no superó la prueba de Manchester estando contra las cuerdas y haciendo un tremendo ridículo ante las huestes de Pep Guardiola, un equipo que, el del catalán –permítaseme la expresión-¡¡tiene más ruido que nueces!!
Y qué no decir del Atlético de Madrid, aspirante a todo pero que fue absolutamente vapuleado por un modesto equipo alemán que, simplemente, planteó una muy buena organización de juego y una óptima forma física, sacando los colores al equipo de Simeone en un año fatal para los atléticos: Cultural Leonesa, a 20 puntos del líder y eliminado por un equipo mediocre en la Champions. Tremendo fracaso del Atlético de Madrid.
Y llegamos al Barcelona que protagonizó ¡con Messi incluido! absolutamente la gran decadencia.
Los blaugranas fueron literalmente humillados y castigados por el rodillo alemán.
Llegados a este punto y dada las circunstancias actuales conocidas por todos e insisto, al cierre de esta edición, surge la gran pregunta:
¿Es el final de Messi, con la camiseta que luce desde los trece años o con otra?
¿Messi no ha podido?
¿Messi es responsable? Y, en caso de ser así ya que él fue uno de esos once titulares ¿cómo justificar su enfado?
Evidentemente hay un poco de todo.
Creo que Messi, salvando las malas tardes que todo jugador por más astro que sea puede tener, tiene mucho para dar y, hasta que irrumpió en escena el burofax, el 10 del Barça venía siendo el auténtico líder de una plantilla que (cómo no) tiene que rehacerse desde sus cenizas pero lo que sigue, era lo que había que decir hasta que cambió la historia de la noticia: ¡con Messi de líder!
A partir de entonces y al leer estas líneas ya sabremos cuáles han sido los nuevos acontecimientos que obviamente –por lo dicho- no figuran en esta cita mensual con los lectores de ALGENTE, aunque lo cierto es que el Barcelona no acepta otro cambio estructural.
No tiene los mimbres para asumir una renovación sin Messi, por lo menos a dos años vista. Y desde esa plataforma, hay que hacer, como os decía, una gran limpieza en el equipo catalán.
Jugadores que yo no dan el nivel como Suárez, Busquets, tal vez ‘el más político que jugador’, Piqué… En definitiva, un Barça que tiene que hacer –repito- barrido y limpieza en su vestuario.
Y con estos ingredientes sumado a lo de Messi… ¿Qué podemos decir?
El Bayern Munich es el justo vencedor de la copa, es el mejor equipo de Europa, manejando todos los registros: táctica, estilo de juego, preparación física, nivel competitivo, joven con jugadores absolutamente desconocidos… Realmente ha dado una lección del fútbol de alta competición.
Y por otro lado, el partenaire con Neymar y Mbappé no han podido contra el que he calificado de rodillo alemán.
Con todo el talento y con todo lo que se presume, Neymar tuvo la gran oportunidad de coronarse como el mejor jugador del mundo; estuvo ahí en las puertas, pero no llegó. Mbappé, por su parte, fue la gran decepción. No pudo haciendo un partido tristísimo y desdibujado contra el Bayern, donde tuvo las ocasiones de gol y no salieron… No dio el nivel. En definitiva, una vez más, podemos resumirlo en esto: El fútbol sigue creciendo pero lo que no podemos evitar es que, una vez más, la táctica, el orden y el equipo, superan al talento y a la anarquía de juego.
Subámonos al tren sin ignorar que estamos descarrilando, con un destino equivocado.
Lo de Messi, sin prisas, sin cierres y sin precipitaciones ante la ausencia de conclusiones definitivas, lo trataremos en nuestro próximo encuentro.De momento (con o sin): ¡A por otra liga! ¡Y que viva el fútbol!