RAÚL ¡Futbolistas de futbolistas!
Más que un jugador, un emblema viviente. De apellido premonitorio, símbolo de los valores del club de su vida y, más allá de colores o aficiones, todo un paradigma de deportista intachable, referente y espejo para los más jóvenes. Raúl González blanco es historia viva del Real Madrid y del deporte español, y como tal hay que reverenciarlo.
Para coronar este homenaje, contamos con la prestigiosa firma de Alfredo Relaño, director de As y uno de los periodistas que mejor conocen al ‘siete’.
Qué amante del fútbol positivo, sin confrontaciones fuera del campo sino con resultados a la vista no gritaría el nombre de Raúl hasta quedarse sin voz…
Un jugador ya casi mítico que el próximo mes cumplirá 39 años de edad.
Raúl González Blanco nació un 27 de junio de un año acabado en 7 (1977), precisamente el número mágico que le acompañó -inseparable en su espalda- durante las inolvidables temporadas que estuvo en el Real Madrid, club donde dejó interminables páginas de imborrables recuerdos futbolísticos, convirtiéndose así, también por su paso en la Selección, en uno de esos pocos jugadores que son aupados-vitoreados por cualquier hinchada, incluso por la más “enemiga” al reconocer perfiles futbolísticos como el de un jugador como Raúl González que, con su segundo apellido, pareciera –dicen unos cuantos- que llegó a este mundo como una especie de premonición de lo que sería su paso (y la imborrable estela que dejó) por el club blanco.
Aunque eso sí, respetuosos con sus orígenes futbolísticos, decir que sus primeros años en este deporte (que mueve multitudes y más con astros como él), los transitó en el equipo de San Cristóbal de Los Ángeles hasta que fue fichado por el Atlético de Madrid con 13 años cumplidos.
Y su debut en el equipo infantil rojiblanco, significó haber sumado con sus botas, nada más y nada menos que la friolera de 65 goles.
En una de las tantísimas peñas amantes del fútbol que siempre practicó Raúl, recuerdan “como si fuera hoy, el día en el que Real Madrid puso el ojo en ese chaval que dejó de jugar en aquellas categorías infantiles cuando Jesús Gil decidió quitarlas y así fue, que en ese desconcierto y con la ilusión a tope, el Real Madrid le ofreció un contrato de unos seis años. Tras concretarse la operación, Raúl jugó en el equipo de cadetes, primero y raudamente –hasta que llegó la lupa de Valdano- pasó al juvenil B, al juvenil A y después al tercer equipo del Real.”
Revisando páginas, declaraciones, datos, hemerotecas, destacan los 13 pepinazos con los que se dio a conocer a niveles más elevados en tan solo trece partidos hasta que por fin, como nos adelantaban, Jorge Valdano le dio la ocasión de debutar con el primer equipo un 29 de octubre de 1994.
Raúl no lo olvida, “fue frente al Zaragoza con apenas 17 años”, convirtiéndose así en el jugador más joven en vestir la camiseta en la increíble historia del Club.
“Ese año, Real Madrid ganó la Liga habiendo conseguido él (no olvidemos su condición de debutante y su edad), nueve goles (…) Dos años más tarde, también en octubre, llegó el momento de debutar con la selección española ante la checoslovaca.”
Cuatro años después en un año tan señalado para Raúl como fue el 2000 (nació su hijo Jorge, fruto de su matrimonio celebrado un año antes con su elegante y discretísima esposa, Mamen Sanz), nuestro protagonista renovó su contrato con el Real Madrid incluyendo una cláusula de rescisión impensable entonces que rondó los treinta mil millones de pesetas.
Diez años más tarde, después de todos los objetivos y satisfacciones que consiguió con su participación en el equipo y que casi todo el mundo recuerda, se marcharía –con todos los honores- al Schalke, club que abandonó dos años más tarde, fichando un mes después, mayo de 2012, por el Al-Sadd y finalmente por el New York Cosmos donde acabó su irrepetible carrera.
“La performance alcanzada por este jugador al que tanto respetamos ha sido soberbia pero también hay que conocerle fuera de los cuadriláteros, en las ruedas de prensa, en la calle, comportándose como cualquier mortal de a pié –nos comenta gente muy allegada a la Institución y a su círculo de amistades, que aunque discreto, no oculta la admiración que sienten quienes lo forman por él-
donde es todo un ejemplo-. Jamás se ha convertido en el centro de las miradas por nada que no tenga que ver con el fútbol. ¡¡Un Señor con mayúscula dentro y fuera de los campos de juego!!
Aquel 22 de agosto de 2013 fue memorable para Raúl González y para su incalculable legión de admiradores ya que, como muchos recordarán, recibió un homenaje en el estadio del Real Madrid.
Así fue que el máximo goleador de la historia del club, jugó una parte con cada equipo, y en el Real Madrid como era lógico, volvió a vestir la camiseta con el dorsal 7 cedido por Cristiano Ronaldo.
Si entráramos en detalles su vida futbolística está tan llena de logros, de objetivos cumplidos, de satisfacciones, de éxitos que sería harto difícil poderla trasncribir aquí y ahora, pero sí, destacando lo más referencial y repasando esa vida, al menos “a vuelo de pájaro,” vemos por qué Raúl es tan admirado por los cuatro costados de una tribuna, aquí y en cualquier país en el que se viva el fútbol con parecida pasión.
Un ser humano que como nos decían quienes le tratan de “tú a tú”, jamás dio motivos para que se le señalara por conductas poco ejemplarizantes fuera de los terrenos de juego.
Quienes profesionalmente (y haciendo una “pirueta” en el tiempo pasado) compartimos algunas de las brillantes temporadas de la recordada publicación “Blanco y Negro”, recordamos unas tiernas, sinceras y nostálgicas parrafadas dictadas por Raúl desde su corazón entre las que destacamos, entre otras, unas palabras que dictó al periodista en las que comenzaba hablando de sus padres
“que son –decía- de Medina del Campo, Valladolid (…) Somos tres hermanos: Mi hermana de nombre María Luisa, como mi madre por mi madre y mi hermano Pedro, igual que mi padre (…) Los niños suelen pedir coches o juegos, pero a mí solo me ha interesado el fútbol y jamás he pedido otra cosa que balones, botas o zapatillas (…) Siempre estaba deseando que llegaran los recreos para jugar. Soñaba con ser otro Maradona, que era mi ídolo de niño.
Continuamente soñaba, también, con jugar al fútbol y llegar, pero no creía que iba a ocurrir tan pronto. Es lo que he soñado desde pequeño, y encontrártelo así de golpe, de verdad que es tremendo.
Ha sido un golpe de suerte, pero lo difícil no es llegar, sino mantenerse”.
Y vaya si se mantuvo hasta aquella despedida mediática, pero decir públicamente que lo suyo fue “un golpe de suerte,” es un rasgo tal ves de humildad, ya que Raúl fue un futbolista “entregado en cuerpo y alma” desde que Valdano le llamó para decirle que debutaría en el primer equipo.
Sobre Raúl, Valdano no escatima palabras, algunas de las cuales subrayamos hoy en ALGENTE:
«Raúl es el escudo del Real Madrid, una obra del arte del madridismo… Es uno de esos exponentes que con solo nombrarlo defines al club».
En su libro “Los 11 poderes del líder”, dice textualmente de Raúl que es un “himno a la ambición”. «Pero ambicioso todos los días de su vida y a todas horas …Sólo así se explica cómo, sin ser el más rápido, ni el más fuerte, ni el más técnico, ni el más creativo, pasó a convertirse en un uno de los mejores jugadores del mundo”.
También dice de él que “Juega como un ángel. Corre tras todo lo que se mueve. Descansa sólo cuando ve cumplido su objetivo: ganar. Tiene orgullo lleno de deseo de victoria, de desafíos gigantes, tiene un gen de más, el ganador. Es Raúl»
Por su parte el gran Pelé ha dicho entre otras cosas de Raúl que ha sido un fuera de serie y así, la lista de piropos firmadas por grandes personalidades del mundo del fútbol es interminable. En esta ocasión, nos quedamos con una opinión más firmada por Gento quien comentó: «Di Stéfano era maravilloso, balón que tocaba aseguraba peligro. Como Raúl que siempre pensaba en el gol y tenía la portería en su mente. Pero el fútbol era diferente al de ahora. En aquellos años se jugaba hasta con cinco delanteros y Raúl tiene mucho mérito porque pelea hasta el último balón contra los fuertes defensas del fútbol de ahora»
Sin dejar de pensar en sus comienzos, es interesante transcribir las propias palabras de Raúl sobre aquellos años en los que “ya en 6º de EGB –ha dicho- empecé a jugar en un equipo de San Cristóbal de los Ángeles, y a los dos años se interesó por mí el Real Madrid, y yo pensaba… ¡Pues no seré tan malo! Decían que si era muy pequeñito y muy delgado, y es verdad, y que lo que tenía que hacer era coger más cuerpo.
…Pero yo he comido siempre muy bien, lo que pasa es que mi cuerpo es como es. Entonces el Madrid se olvidó un poco de mí y luego vino el Atlético, adonde fui con trece años.
Recordó con emoción aquellos primeros años…
Fue una experiencia buena, y salimos por televisión y todo porque ese año marcamos trescientos ocho goles y solo tuvimos uno en contra.
Luego pasé a cadete del Atlético de Madrid y ese fue también un año muy bueno porque al final quedamos Campeones de España. Pero coincidió con el momento en que Gil se quitó de en medio las categorías inferiores.
Y con particular ilusión el día que el Real Madrid contactó con él por primera vez…
Estuvimos una semana sin entrenarnos y ya el Madrid se puso en contacto conmigo. Tenía catorce años.
En el Atlético nos entrenábamos tres días y en el Real, a veces, hasta cinco a la semana. Allí íbamos a un campo diferente cada día, y en el Real Madrid en la Ciudad Deportiva, que es muy distinto (…) Hay un centro médico y allí no teníamos nada, sólo un ATS que en cuanto tenía cuatro o cinco lesionados era difícil que los pudiera atender. En el Real están más pendientes de ti y te enseñan más cosas.
La figura de Vicente del Bosque “viendo” a futuras promesas se le quedó bien grabada por lo que eso significaba…
Hay gente como Vicente del Bosque que se pasea y ve a los chicos entrenarse y eso te hace mucha ilusión. En el Atlético solo estaban viéndote el entrenador y tu padre. Y nadie importante del club se acercaba a decirte cosas y a darte consejos.
Me dicen que tengo que trabajar mucho, que hay que ir despacio, con humildad, porque en el Madrid está lo mejor de España y en cuanto te descuidas resulta que pierdes tu puesto por otro compañero.
Y cómo olvidar aquel instante en el que Valdano decidió darle su primera oportunidad y lo que le dijo al darle la noticia…
Un día iba a entrenarme con el Segunda y de pronto me dijeron que subiera a entrenarme con el primer equipo. Pero no me di cuenta de lo que pasaba. Eso fue el jueves, y el viernes Jorge Valdano me dijo que iba a ser titular frente al Zaragoza. Me lo dijo aparte… «Te lo digo a ti solo para que no te desmayes delante de los compañeros». Esa noche dormí muy bien, sin nervios, pero después de comer antes del partido ya me empecé a intranquilizar. Ni siesta ni nada.
Me pasé todo el tiempo andando por la habitación. Pero en cuanto salí al terreno de juego me tranquilicé, porque estaba rodeado de diez compañeros de una clase inmensa. Siempre había soñado con poder verles de cerca.
Vicente Del Bosque, por su parte, comentaba sobre Raúl:
“Me encontraba en Alcudia en un torneo juvenil Sub-20 oficioso, pero muy importante, como el de Toulon en Francia. Estaba sentado con Pasieguito, un sabio del fútbol, que entonces trabajaba para el Valencia, y como veterano que era tenía mucha retranca. Estábamos viendo jugar a Raúl, que entonces estaba en el equipo de Tercera. Recuerdo que me dijo: ‘Ese chaval tan delgadito (…) tiene que ser muy bueno para que lo tengáis jugando ahí. Si juega con esa pinta en el Madrid es que tiene que ser muy bueno’.
Camacho recuerda siempre las virtudes de Raúl:
“Cuando Raúl no jugaba el equipo lo notaba porque era un referente. Cuando estuvo en forma y sin problemas físicos su aportación era grandísima. Aunque ha jugado en muchas posiciones, yo creo que donde más rendimiento se le podía sacar era cerca del área o en el área porque sabe finalizar la jugada.”
No hay entrenador en el mundo que haya expresado una admiración tan genuina por Raúl González Blanco como lo hacía un día sí y otro también Sir Alex Ferguson, uno de los rivales a los que Raúl más veces demostró que, en su apogeo, la Copa de Europa se regía bajo sus designios. El escocés jamás pudo dirigirle, pese a que él mismo ha reconocido que se lo intentó llevar a Old Trafford hasta en tres ocasiones.
“Es un orgullo haber jugado contra Raúl, el mejor jugador del mundo. Es uno de mis jugadores favoritos. Siempre he preferido a los delanteros que pueden dejarse caer a los espacios, como hacíamos con Eric Cantona. Raúl lleva haciendo eso toda su carrera. Tiene un cerebro maravilloso para el fútbol. No es un relámpago corriendo, pero tiene un cerebro rapidísimo con el que compensa cualquier carencia y, además, es un finalizador maravilloso. El Madrid ha fichado a grandes jugadores, pero el mejor es Raúl y lo tenían en su cantera. Ojalá no le dejen viajar a Inglaterra… o no le dejen entrar”.
Palabras a las que sumamos las de Alfredo Relaño, Director de “AS”, asiduo lector de “Tu Revista” que ha tenido la generosidad profesional de escribir para ALGENTE lo que él, como respetada pluma del mundo del fútbol que es, piensa-siente-vive respecto del perfil de Raúl González Blanco, irrepetible 7 de un Club que le debe mucho… Y así nos dijo:
La gente del toro dice que hay ‘toreros de toreros’. Toreros que gozan de gran favor del público, aunque sin llegar a ser considerados ‘el número uno’ en su momento, pero que sobre todo son reconocidos por sus compañeros. Porque valoran su ciencia y su valor, porque saben que hacen cosas a los que los demás no llegan, porque competir contra ellos en la plaza supone un desafío extra. Siempre los hubo, en todas las épocas. Sus compañeros hablan de ellos con reverencia.
Eso me ocurre con Raúl. Cada jugador que ha coincido en época con él le mira con un respeto imponente. Incluso los rivales, como Guardiola o Puyol, por ejemplo, incluso ellos más que nadie. Su forma de estar en el fútbol, su persistencia, su esfuerzo, su astucia, su solidaridad. Todas esas son virtudes que el gran público no siempre aprecia, pero que entre los compañeros de oficio despiertan una admiración mayúscula.
Le seguí desde que apareció. No tenía la facilidad con el balón de otros grandes de su época, ni el poderío físico de algunos de ellos. Pero sentía el fútbol mejor que ninguno, sabía dónde estar, dónde apoyarse, dónde mostrarse, dónde buscar al compañero. Tenía el tablero de ajedrez que es un campo de fútbol metido en su cabeza, nunca le cogía el balón mal colocado, ni perezoso, ni despistado. En el Madrid pasaron por su lado muchos ‘galácticos’, pero siempre fue el referente. Cuando vio que el cuerpo ya no le daba para el primerísimo nivel, se fue a une quipo medio de la Bundesliga, al que dio unas cuantas alegrías. Luego predicó con su ejemplo en Qatar y Estados Unidos. Colgó las botas con un título.
El Madrid ha estado orgulloso de muchos jugadores durante su largo siglo de existencia, pero de pocos (o de ninguno, salvo Di Stéfano) tanto como de este muchacho madrileño, cuya larga carrera fue un canto de amor al fútbol.
© Bayres/ALGENTE
Alfredo Relaño
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