“¡OLE, OLE,OLE… CHOLO SIMEONE!”

Simeone es mucho Simeone…
…Y esto es algo que vuelve a demostrar “partido a partido” y, cómo no: en la Champions donde, más allá de cualquier infortunio, cobra protagonismo con cantidad de gestos dirigidos a sus jugadores y a las gradas…Gestos más que elocuentes, como el que le nació “de ahí”, ante el primer gol de su equipo frente al partido con la Juve.
Al pensar en otros entrenadores, no nos imaginamos ni siquiera el más suave de esos “teledirigidos” anímicos que le dedica a los suyos en cada uno de los noventa minutos.
¿Por ejemplo, a Valverde, lo ven ustedes clonando ese gesto con sus manos “ahí”, dirigiéndose al banquillo y a las primeras filas de la platea?
En Simeone, cualquier gesto motiva y no queda mal…
Grita, da instrucciones, se da la vuelta y…Cuando llega el gol… ¡Zas! : Estampa su sello a imágenes nacidas de su espontaneidad al celebrar el gol que no le anuló el Var…
…Después, los otros Bares: llenos de rojiblancos, juraban y perjuraban en favor de la confianza hacia un Cholo que, entre renovación y flamante paternidad, no dejaba de emocionar a toda su gente.
En lo privado, no hay más que ver su cara de felicidad en una imagen posando con su hermosa hijita que, por haberla colgado en su cuenta de twitter, ha dado la vuelta al mundo apenas nacer.
En estos tiempos (feliz padre, feliz profesional, querido y admirado por tanta gente) seguro que Simeone recuerda emocionado otros tiempos, cuando comenzó a “darle al balón” siendo un crío en el Club Villa Malcom del bonaerense barrio de Villa Crespo.
Un Cholo que, desde su llegada al Atlético de Madrid, revolucionó a una afición que en años de Jesús Gil, no vivió tanto júbilo. Por ello, nos preguntamos, qué ocurriría si el inolvidable presidente levantara la cabeza…
…Probablemente, se le volvería a parar el corazón de la emoción.
Un Cholo increíble que antes de cruzar el charco, con 19 años, para jugar en el Pisa, en el Sevilla después –por fichaje de Bilardo-, en el Inter, en la Lazio y lógicamente en sus dos fantásticas etapas en el club rojiblanco antes de acabar su carrera en el Rácing de Avellaneda donde debutaría como entrenador, comenzó a amar el fútbol, siendo un niño, en la azotea del edificio donde vivía (“allí en lo alto, con el permanente temor de que el cuero se caiga a la calle”, recordamos las palabras de un abuelo que sigue viviendo en aquella barriada porteña).
Pierda o gane…Gane o pierda, reiteramos: ¡Simeone es mucho Simeone! Y, como bien gritan cantidad de “fans”: ¡¡”Ole, ole, ole, Cholo Simeone!! ¡¡”El Papa de la religión colchonera!!”.
Y al volver a casa: un tierno y feliz papá, ahora también de su flamante Valentina, sobre la que , con sabia razón se ha escrito en las redes sociales: “¡Ya tenemos una atlética más!”.