MICHAEL ROBINSON: INOLVIDABLE…

Desde el triste adiós a Michael Robinson, pensamos con mucho pesar (como todos los que le trataron, además de su enorme legión de seguidores) que Robinson, como si el destino le hubiese señalado como uno de los tantos que se apagaron en el mes de abril, dejó de ser protagonista de esa “película” que tanto amaba, titulada: “¡Vida!”

Un mes de abril en el que también, además de miles de personas anónimas que no superaron el  virus, nos dejaron cantidad de profesionales respetados y queridos relacionados con la pasión del deporte rey que tanto amaba este hombre…Aunque él se fue por culpa de una enfermedad a la que hacía tiempo venía enfrentándose: un irremediable cáncer que, por más duro que fue, miles de espectadores no imaginaron ya que no consiguió -ni tan siquiera en los últimos momentos- borrarle su sonrisa.

Ahora, en nuestro regreso y ante la ausencia de tantos admirados profesionales del fútbol, queremos detenernos especialmente, en el el largo encuentro que mantuvimos con Michael, quien  nos dejó el mes de abril, un mes que nos hace recordar la poética letra de Joaquín Sabina:

“Quién me ha robado el mes de abril/Cómo pudo sucederme a mí/Quién me ha robado el mes de abril/Lo guardaba en el cajón/Donde guardo el corazón…”

…Así escribía el poeta estos versos que Michael Robinson –seguramente- habría hecho suyos, dándolo dado todo para que no le sucediera a él, deseando que nadie le robase el mes de abril, ni los meses sucesivos en los que volvería a deleitarnos con sus certeros comentarios y con su ocurrente verbo.

Pero fuera de los platós y de los campos de juego, Michael tenía un perfil (el privado, el más íntimo, el de andar por casa) que no era conocido por muchos, por eso, el resumen de esta entrevista que nos concedió, nos permite recordarle en esa otra dimensión, la humana, que es la que hoy queremos reflejar de él como un sentido homenaje.

“Yo he sido hombre de una sola mujer –nos dijo, por ejemplo, entre otras cuestiones personales que no solía airear y, puntualizamos que todas sus comillas son literales-: la mía a la que admiro y amo con locura. Cada año ella es más bella y elegante. Resulta todo un placer oírla hablar y verla moverse”.

Viajas mucho y casi seguro que añoras tu hogar cuando estás fuera…

“Muchísimo. Estar en casa, es como para los demás disfrutar de unas vacaciones; con deciros que, por ejemplo: en un mes, duermo en mi cama 5 ó 6 días, nada más”.

Enamorado de tu mujer ¿te comportas como un hombre romántico?

“Mucho. No puedo imaginar nada más bonito que estar en los brazos de mi señora. Cuando me despido de ella, ese abrazo es todo lo que necesito para enfrentar un nuevo día”.

Mientras realizábamos algunas de las imágenes que nos recuerdan este reportaje-homenaje a un hombre tan entrañable, nos dijo que para él “la vida es como una película en la que en todo momento se puede encontrar algo nuevo y excitante para seguir fascinándote”.

Sabes que en esta vida, todo el mundo te respeta y te admira como profesional y como persona…

“Es fantástico que la gente me escuche; me siento afortunado por la vida que he tenido…(nos decía –textual- utilizando el pretérito, lo que nos hace reflexionar mucho más acerca de su lamentable ausencia), una vida más espiritual que económicamente hablando”.

Y, curiosamente, rayando una suerte de paradoja, subrayó convencido:

“Pocas veces en mi vida me he sentido satisfecho. Quizás es un problema circunstancial relacionado con mi propia personalidad. Recuerdo que mi madre me decía que tenía que aprender a pararme a oler las flores por el camino. Por ejemplo: yo terminé mi carrera futbolística, pensando que era malo porque sólo me fijaba en lo que no hacía bien. ¡Nunca supe lo que es ganar!”

Esta convicción de Robinson nos dejó sorprendidos ya que él era un ganador en los campos de juego, en su profesión y por supuesto, un hombre feliz en su vida privada, pero…

No quisimos profundizar, atribuyendo su reflexión a lo exigente que era en todo.

Sea como fuere, al ir escuchándole y conociéndole en esa ‘distancia corta’, privilegiada ya que no era habitual que accediera a este tipo de encuentros, vimos cómo aquella tarde se iba esfumando con rapidez.

En ese deambular por su vida más cercana, fuera de lo que era su profesión, seguimos rescatando su perfil menos conocido.

“Me gusta mucho jugar al dominó, al golf y trato de aprovechar mis escasos días libres para echar alguna partidita. Ese es el día que espero con mayor ilusión, aunque no todas las semanas tengo un día libre”.

En otro momento nos confesaba que “una de las cosas que envuelve mi vida es la música que genera estados de ánimo y por ello, siempre ha tenido tanto peso en mí. Por ejemplo: en Inglaterra, la música está presente en todos los órdenes de la vida y, en ese aspecto, sí que soy muy británico. En mi país, la música contemporánea fue una expresión de alta intelectualidad; no teníamos prensa deportiva sino revistas de música. Allí hay letras de Lennon o McCartney que se estudian en clase de literatura.”

Y agregó con una amplia carcajada de satisfacción, sabiendo que era algo desconocido para el periodista:

“En casa todos amamos la música…¡Mi mujer tiene un saxo, mi hijo toca la batería y yo soy un cantante de rock frustrado! Adoro la música y no concibo la vida sin ella…”

¿Tus artistas favoritos?

“Me considero Lennonista. En mi época la música lo cambió todo. John Lennon fue un revolucionario pacífico que nos inspiraba y nos incitaba a luchar, a vivir, a no conformarnos, Él, junto con otros muchos como Bowie o Ferry, crearon patrones y conductas de vida.”

¿Y el cine en tu vida?

“Me encanta ver películas en versión original. En el cine, como en la tele, no sirve cualquier voz…”

…Tampoco cualquier voz puede formar parte de quienes hacen de las retransmisiones de ¡’El Partido’! algo tan esperado.

Voces como la de Michael Robinson, llenas de espíritu, de ocurrentes comentarios mientras la teleplatea disfrutaba de su simpatía, de su verbo tan peculiar…

¡Un Michael Robinson difícil de olvidar!  

                                                                       fotos©  ©Marcelino Bonamino

                                                                 Julio Bonamino/ Nuria Santero/Bayres/ALGENTE