MESSI Y LA BOLA DE CRISTAL

El 14 de diciembre del año 2000, cuando Messi tenía 12 años, Rexach le hizo firmar a la joven promesa un improvisado contrato en una servilleta que hoy es uno de los rincones más visitado del Museo del Barça. Se crea o no, fue su primer contrato con la institución catalana.

Hoy, claro que a nuestro inquieto Caleidoscopio no se le escapa el último y millonario contrato que Messi firmó donde se detalla que su relación con el club finaliza en 2021 y que incluye una “perla” dorada que –como la vida pasa y no hay que perder ningún tren, según muchos- le da la posibilidad a Leo (en ese andén de “idas” y “venidas”de intereses personales de segundos y de terceros), de no dejar perder la ocasión y subirse a ese tren bala que le permita irse ¡gratis! del Barça a cualquier club que le ingresaría -solo a él- una millonada incalculable. Su única condición es la de tener que comunicarle al club su decisión antes de finales del mes de mayo de 2020.

Y pensar que todo comenzó hace 19 años en aquella servilleta…

Pero hoy: ¿se imaginan ustedes a un PSG, por ejemplo, vendiendo camisetas con Messi y su número 10 dando la vuelta al mundo a nivel gira mundialísima, amortizando ese cheque cuasi en blanco, que este o cualquier otra poderosa institución, podría ingresar, no en las arcas culés, sino en la cuenta bancaria del propio Messi?

Difícil, pero…

Todo es posible en el contradictorio mundo del dinero.

Aunque hete aquí una cuestión que pasa incuestionablemente por la felicidad vivida en el Barcelona por ese jovencito que llegó apoyado por Rexach, con un problema casi inabordable de salud y más pensando en el fútbol.

Una cuestión –como digo- que también nos hace pensar que este ídolo mundial del deporte rey, no se la pasaría “por el arco del triunfo” (como irrelevantemente diría cualquier apoderado que lucha por su porcentaje), sino por el arco de la moral, que para muchos, todavía existe.

Repasemos, aunque sea someramente, una entrevista que América TV realizó a Leo Messi en la que, entre otras cuestiones de su biografía, el astro habló del tratamiento de hormonas al que fue sometido cuando era niño, factor clave en su día para explicar su fichaje por el FC Barcelona que le apoyó en todos los sentidos:

“Me inyectaba –dijo- en las piernas una vez cada noche. Empecé a los 12 años. Era algo que no me impresionaba. Primero me pusieron las inyecciones mis padres desde que tenía 8 años hasta que aprendí yo. (…) Venir a Barcelona no me costó mucho. Me adapté rápido pero no mi familia. Mis hermanos querían volver a Argentina y se volvieron al tiempo. Mi hermana era chiquita y le costó mucho adaptarse al colegio y mi papá y mi mamá tomaron la decisión de volver. Nos quedamos solos con mi papá que me preguntó: ‘¿Qué hacemos? Vos tenés la decisión’. Yo le dije ‘me quiero quedar’…”.

Quedar libre y ganar millones o seguir su carrera en el Barcelona hasta que por edad decida “colgar las botas” como lo hacen otros, por ejemplo, en los Estados Unidos.

No tenemos la bola de cristal, pero seguro que Messi renueva por el club que le apoyó a realizar ese costoso tratamiento hormonal que había comenzado en Argentina pagando 1300 dólares mensuales, algo impensable para la familia cuando Leo, lleno de ilusiones, llegó a la Ciudad Condal. Ahora, esto se cuenta como una anécdota simpática, pero en aquél entonces, fue el punto de partida del futuro futbolístico del admirado jugador. De ahí que el Barcelona Fútbol Club, para Messi, forme parte de su vida misma.