MANUEL MARLASCA, UN PROFESIONAL DE «LOS BUENOS», QUE TRIUNFA EN TELEVISIÓN

Haría desaparecer de este mundo, la maldad y la idiotez disfrazada de buenismo”. 

“Contra la amoralidad es imposible luchar”.

“Hay muchos malos, pero afortunadamente, hay muchos más buenos”.

Su abuelo fue periodista, su padre, el recordado Manuel Marlasca de cuya triste desaparición se cumplirán dos años, también.

Hoy, Manu Marlasca, por “obra y gracia” de un laborioso y pujante trabajo periodístico, se ha convertido en figura popular.

La televisión y su “Expediente Marlasca… Historias de malos” le han situado en primera línea…

…Pero, ojo, para quienes no lo saben, muchísimo antes de que la televisión le hiciera entrar en millones de hogares españoles, este trabajador nato del Cuarto Poder, antes de “dejarse ver” en “Más vale tarde” y, últimamente en su propio programa en La Sexta, ya había tenido oportunidad (en las sombras de otras redacciones), de demostrar lo que valía, lo que vale.

Ha sido adjunto al director de la revista Interviú; redactor de Paris Match, de cantidad de programas de radio y televisión y colaborador de programas de Atresmedia. Actualmente, además, es jefe de Investigación de La Sexta Noticias y ha recibido cantidad de distinciones pero, al contrario de otros perfiles, conforme ha ido subiendo esa popularidad, no deja de mostrarse sobrio y mesurado en cada uno de los temas que trata.

Tanto es así que, ante la mínima duda, cuando incursiona en lo más profundo de una información (todo el mundo lo ha visto en los especiales que dedicó a la desaparición del pequeño Gabriel), prefiere decir  (aunque atrapa una millonaria audiencia con cantidad de datos y exclusivas):“yo, no lo sé”, “no puedo asegurarlo”…

Nos recibe a pesar de no tener apenas hueco en su agenda de trabajo…

¿Se hace difícil la objetividad en determinados temas, Manuel?

La objetividad absoluta es imposible. Los periodistas somos personas y, por tanto, tenemos opiniones, sentimientos, ideología… Lo importante es que eso no quede reflejado en tu trabajo., Hay que ser lo más honesto posible e intentar acercarse lo más posible a la verdad en lo que estás contando para ser leal con el lector, el oyente o el espectador.

¿Qué opinas de los “cantamañanas” de la información?

Las redes han sacado a la luz a mucha gente que se empeña en dar lecciones de periodismo desde su sofá o desde su escritorio y que la mayoría de las veces no han escrito una noticia en su vida. Esos, seguramente, sean la peor clase de cantamañanas.

Tu amor por el periodismo, teniendo el ejemplo de tu abuelo y de tu padre, es fácil entenderlo, pero: ¿el tipo de periodismo que realizas actualmente es el que más te apasiona?

Llegué al periodismo de sucesos por casualidad. En el diario Ya, donde trabajaba en 1987, quedó una vacante en esa sección y me ofrecieron hacerme un contrato si me incorporaba a sucesos. No lo dudé y hasta hoy. Y ahora, desde luego, no lo cambiaría esta información por ninguna otra.

Tal vez algunos de estos temas te han llevado a “meterte” en la piel de todo tipo de psicópatas… ¿En qué crees más, en el perdón o en la penitencia?

No. Mi empatía con los ‘malos’ es nula. Me intento poner en el papel de las víctimas, nunca en el de los criminales. Sobre el perdón y la penitencia no tengo una opinión absoluta, como en tantas otras cosas. Creo que hay que individualizar cada caso.

¿Debemos tener miedo de lo desconocido que no viene, precisamente de Marte, sino que podemos encontrárnoslo a la vuelta de la esquina?

El mal convive con nosotros. El caso de Gabriel Cruz es un buen ejemplo: su padre convivía con el monstruo que mató a su hijo. Y eso es muy frecuente. Una inmensa mayoría de asesinos de menores está en su entorno más cercano.

Hemos leído unas declaraciones tuyas en las que dices que, de todos los casos que paralizaron España por su dureza, el que más te impactó fue lo que le tocó vivir a Anabel Segura ¿Cierto?

Es así. Por lo absurdo del secuestro –dos apestados sociales que querían arreglar sus problemas secuestrando al azar a la primera chica que pasase por La Moraleja- y por su crueldad, asesinándola porque no sabían qué hacer con ella y manteniendo la ficción del secuestro durante muchos meses para cobrar un dinero.

¿Pero no crees que lo del pequeño Gabriel, lo supera?

Son crímenes muy distintos. El de Gabriel horroriza porque tenemos en nuestra mente grabado que nadie puede hacer daño a un niño.

¿Hay más asesinas o asesinos?

Hay una inmensa mayoría de asesinos hombres.

Asesinos o asesinas que pueden reinsertarse en la sociedad… ¿Qué nos dices de la prisión permanente revisable?

No tengo una opinión firme sobre esto. Creo que hay personas que no merecerían salir nunca de prisión por el daño que han causado. Creo en la reinserción, pero también en el componente punitivo de las penas. Una vez más, creo que hay que individualizar cada caso.

¿Qué papel ocupa en tu vida la libertad, en todos los sentidos?

La libertad para mí es el bien supremo del ser humano, tal y como ya escribieron en 1776 los padres fundadores de EEUU.

Después de transitar profesionalmente por tantos temas oscuros, de ver la cantidad de personajes que también forman parte de nuestro “día a día”, del daño que algunos seres humanos son capaces de causar… ¿te desconcierta la actual sociedad que nos rodea?

No me desconcierta. Me asombra la frivolidad que reina en todas partes y el buenismo y el buenrollismo. Hay maldad pura, maldad que nada tiene que ver con condicionantes externos como el sitio o el ambiente en el que uno crezca. Hasta que todo el mundo no sea consciente de ello seguiremos instalados en la idiotez.

¿Y a ti, te dejan huellas anímicas algunos temas, te cuesta desconectar?

Sin duda. Tras 31 años de servicio en esto de los sucesos, uno va acumulando cicatrices.

“Historias de malos”… ¿Crees que hay muchos malos –en general-, en la sociedad actual?

Hay muchos malos, pero afortunadamente, hay muchos más buenos.

¿Y qué es –a tu juicio- lo más desencadenante de determinadas maldades…Tal vez los pilares familiares que fallan?

A veces hay algo ambiental o de vivencias, pero hay gente intrínsecamente mala.

Tú, por ejemplo ¿agradeces la base moral que recibiste desde tu infancia?

Por supuesto, aunque creo que uno va a ampliando sus principios a medida que va creciendo.

¿Cómo fue tu infancia?

Ni especialmente feliz ni especialmente triste.

¿Y tu adolescencia?

Buena, especialmente por los amigos que tenía en el colegio. Muchos de ellos los conservo aún.

Esa base de vida que te da la familia ¿te ha servido a la hora de ejercer como padre?

Yo, como tantos otros, soy el padre que quise tener. No sé si el que mis hijos quieren tener.

Hablábamos de moral pero, ante tanta fría actitud de ciertos psicópatas… ¿no piensas que nos olvidamos con frecuencia del concepto amoral, que hay cantidad de individuos que no sufren remordimiento por nada ya que no tienen moral, de ahí que existan esos cerebros imperturbables?

Eso tiene un nombre, que es psicopatía. Gente que no tiene ninguna empatía, que es incapaz de sentir el sufrimiento de los demás.

No eres psicólogo, pero entonces Manuel ¿Cómo se puede luchar contra tanta amoralidad congénita?

Con esa amoralidad no hay forma de luchar.

¿Te da cierto temor la sociedad en la que vivimos?

No, no se puede vivir con miedo permanentemente. Eso nos hace menos libres.

Si tuvieras una varita mágica ¿qué harías desaparecer del mundo actual?

La maldad y la idiotez disfrazada de buenismo. 

Manuel Marlasca, dueño de un gran expediente en su profesión de periodista: prensa escrita, radio y ahora (con un merecido éxito), en televisión.

 

 

                                                                 ©Julio Bonamino

                                                         Fotos©Liliana Cozzi

 

                                                         Bayres/ALGENTE