Los increíbles 96 años de Dick Van Dyke
Además de por sus virtudes actorales y su reconocimiento a lo largo de una extensa carrera teatral, televisiva y cinematográfica, Dick Van Dyke es valorado por uno de los rasgos más característicos de su personalidad: la generosidad…
En este sentido, veamos solo un ejemplo de lo que decimos así, nuestros lectores –dados los tiempos que corren, pueden apreciar de primera mano, la actualidad de este ser humano respecto de una generosidad cargada –como van a recordarnos quienes la han vivido- de espontaneidad.
Recordemos entonces el último episodio que, en ese sentido, habla a las claras -¡y con 96 años!- de lo que decimos.
“Hace unos días, Dick Van Dyke, mientras cumplía con algunos recados en Malibú, California –Estados Unidos-, donde reside, se cruzó con un grupo de personas sin trabajo que pedían dinero al encontrarse en situación de desempleo a causa del Covid”.
Quienes fueron testigos de la actitud que asumió nuestro protagonista, relatan que, esas personas, “hacían cola fuera del edificio de la Malibú Community Labor Exchange, una organización sin ánimo de lucro que trata de ofrecer oportunidades de trabajo a los locales de la ciudad…”
Y por allí pasó Dick quien, “después de ver los rostros desencajados de quienes deseaban ser ayudados, tras percatarse del triste panorama con el que se había encontrado, sin dudarlo, se dirigió hacia un cajero automático para extraer todo el dinero en efectivo que pudo y acto seguido comenzó a repartirlo entre las personas que se encontraban alrededor del centro comunitario”.
Verdaderamente conmovedor…
“Y vimos que no hubo demagogia ni oportunismo, ya que quienes le conocemos –acotaron- sabemos muy bien cómo es este ‘pedazo’ de ser humano.”
Los agraciados no daban crédito al recibir en metálico lo que jamás habrían soñado y el benefactor, como queriendo ocultar cualquier protagonismo –comentan los testigos-, abandonó rápidamente el lugar…
Este tipo de espontáneas reacciones denotan, como decíamos, cuál es uno de los rasgos característicos de un perfil humano que evidentemente no abunda y que, por desgracia, no es algo que podamos encontrar con facilidad en más de un mediático.
Pero conozcamos algunos otros ejemplos de solidaridad, de generosidad, propios de un D.V.D. dueño, además, de una sencillez sorprendente y, cómo no, de un incomparable buen humor.
Entre muchos episodios, hay que recordar que “permaneció 20 años como voluntario en el albergue Midnight Mission de Los Ángeles, además de haber sido el portavoz de organizaciones sin ánimo de lucro como la Cell Therapy Fundation, una fundación que dedica sus esfuerzos al tratamiento de diversas enfermedades a través del estudio de células humanas, o la National Reye’s Syndrome Foundation, cuya misión es erradicar el Síndrome de Reye, una enfermedad que provoca daños cerebrales agudos en los niños” .
Y qué no decir de su trayectoria como artista que, aquí y ahora, sería poco menos que imposible transcribir en estas páginas.
Pero sí recordemos puntuales actuaciones que, poco a poco y con el paso de los años, fueron convirtiéndole en uno de los grandes del espectáculo.
Ahí van algunos de sus primeros logros, gracias a quienes han buceado en su impecable vida como profesional.
“En el 59, triunfó en Broadway con el musical “Girls against boys”, aunque su mayor éxito fue con el musical “Bye bye Birdie” que le catapultó al cine cuando fue adaptado a la gran pantalla.
Cuatro años más tarde y después, al lado de Shirley MacLaine, triunfó con “Ella y sus maridos.”
Nuestro protagonista de hoy, ha sido un fenómeno en toda regla que, después de largos años de trabajo, ha dejado para el recuerdo, entre otras, actuaciones estelares, por ejemplo “en los filmes ‘Mary Poppins’, ‘Chitty Chitty Bang Bang’, además de un larguísimo etcétera en los que hay que mencionar cantidad de programas de televisión como, por ejemplo: ‘The Dick Van Dyke Show’ —en la década de 1960, siendo merecedor a cuatro Emmys-— en el que daba vida a un escritor cómico y, en la década de los 90, protagonizando ‘ Diagnóstico asesinato’ (desde el 93 hasta 2001), interpretando al Dr. Marck Sloan, actuando en este drama médico/criminal junto a su hijo Barry”.
Durante los últimos años, ‘el deshollinador más famoso del séptimo arte’, “se volcó en algunos films infantiles como «Noche en el museo», «En pata de guerra» y «Noche en el museo: El secreto del faraón».
Hace unos diez años -¡con 86!- se casó con la maquilladora Arlene Silver, de 40…
Recordemos lo que entonces confesó tras esa esa sorpresiva unión:
«No soy una persona solitaria. Necesito una compañera de viaje y he encontrado a la persona perfecta», manifestó el actor.
Y la novia también le echó un piropo:
“Es la persona más feliz que he conocido. Posee un espíritu contagioso extraordinario”.
En lo sentimental hay que hacer memoria que “Dick había estado casado desde el 48 hasta el 84 -año en el que se divorciaron- con Margie Willet, la madre de sus cuatro hijos”.
Hoy, a su edad, es dueño de una salud envidiable y así lo confiesa:
“Muchos de mis amigos y personas en general, de mi edad, no son capaces de realizar los ejercicios que yo suelo hacer diariamente para mantenerme en forma y por ello sigo sonriéndole a la vida…”.
Al cumplir un año más, da gusto verle y oírle decir que está deseando “que lleguen ¡¡los 100!!”
Irrepetible por partida doble…
Al hablar de los años que pasan vertiginosamente y lo que la salud “te permite o no te permite hacer”, es oportuno que recordemos lo que confesó durante la promoción de su libro. Literalmente, Van Dyke dijo que la parte más difícil de envejecer es “renunciar a las cosas que te gusta hacer (…) Yo -subrayó lleno de satisfacción- todavía puedo correr, bailar y cantar…”.
Además, hasta los días de su reciente nuevo cumpleaños, Dick Van Dyke, ha seguido “tonteando” con lo que ha sido –con lo que es- la mayor pasión de su vida: la actuación, “potenciando siempre el buen humor que incluso –como cuentan quienes han escrito acerca de su vida– no perdió durante su presencia como combatiente en la Segunda Guerra Mundial”.
Una carrera prolífica dando vida a tantísimos personajes con los que avivó el buen humor de medio mundo. Una carrera que comenzó desde muy joven pues, siendo apenas un niño, ya manifestaba su predilección por la actuación, después de disfrutar –incansablemente- de las películas de Laurel y Hardy (“El gordo y el flaco”).
Sus primeros pinitos con la actuación, podemos encontrarlos en la secundaria después de que se apuntara a teatro, gracias a lo cual, fue despertando en él, esa vocación que le llevaría tan lejos.
Hoy, con sus increíbles 96, este ejemplo de artista y de ser humano, sigue poniéndole una sonrisa a la vida.
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