LOLA HERRERA, INCONMENSURABLE…
Otra vez en “Cinco horas con Mario” vuelve a entusiasmar a público y crítica
Lola Herrera, la gran Lola, primerísima actriz de nuestra escena prorroga sus “Cinco horas con Mario” en el Reina Victoria.
No era para menos tras la increíble respuesta del público y crítica ponderando una vez más, a esta dama de la escena que –hagamos memoria- debutada con la obra de Miguel Delibes un 26 de noviembre de 1979 fecha en que la vallisoletana se “metía” por primera vez en la piel de, su personaje: Carmen Sotillo que hoy, 36 años después, vuelve a encumbrar actoralmente a una mujer que sigue dándolo todo por su amada profesión.
Otra vez con puesta en escena de Josefina Molina y producción de José Sámano, los mismos que también adaptaron la obra y la estrenaron en su día, “Cinco horas con Mario” nos permite una vez más disfrutar del arte escénico de la irrepetible Lola quien en todos los encuentros periodísticos que mantuvimos con ella (desde que nos invitó hace la friolera de treinta y tantos años a probar sus famosos pimientos rellenos en su piso de entonces cercano a la Puerta de Toledo), jamás perdió un ápice de sencillez y menos aún conforme crecía su popularidad.
Pero conozcamos a esa Lola Herrera más allá de los escenarios, algunos de los pensamientos que, por ejemplo, argumenta acerca de ciertas preocupaciones cotidianas y, sobre todo, cómo vive en primera persona –como defensora a ultranza que es de la mujer y sus derechos- esa lacra social que no cesa…la violencia de género, reconocida actitud que en su día dio lugar a que la Asociación de Mujeres Valdés Siglo XXI la distinguiera “por ser ejemplo de fuerza y dignidad tanto dentro como fuera de los escenarios y por haber encarnado –entonces y ahora- con brillantez la lucha contra los estereotipos sexistas”.
Sobre este tema, Lola se pronuncia:
Seguiré levantando la voz y trabajando contra la violencia de género…
Y después llegaría a comentar con los hoy directores de ALGENTE una intimidad que hoy nos permite compartir con nuestros miles de lectores:
Soy nieta de Jacinta, mi queridísima abuela a la que adoré… ¡Una mujer maltratada!
¿Alguna vez te “tocó” soportar algún tipo de maltrato…?
He tenido la suerte de no haber sido maltratada (…) He vivido sola toda mi vida, estaría bueno que hubiera entrado por la puerta alguien a maltratarme (…) A mí, lo que menos me gusta del ser humano, es precisamente cualquier clase de agresividad y esa falta de amor al prójimo que se palpa…Hay muchas cosas que no soporto de ciertos individuos que hacen que la violencia de género siga siendo el titular de cada día.
Mimada por el público y por los focos, Lola Herrera, cuando no actúa, confiesa que disfruta de la soledad:
Reconozco que la soledad me gusta muchísimo y a veces la busco…Porque la necesito y permite estar conmigo misma.
¿La noche o el día?
Hace años que recuperé las mañanas porque me parecen unas horas preciosas…
Lola es sincera al máximo cuando habla. Veamos por ejemplo lo que días pasados le dijo a Ramón Lucas:
Jamás pensé que volvería a hacer esta obra. Tiré las fajas y me deshice de todo…Esta ha sido una circunstancia especial y la verdad es que me está dando un placer…Pero en esta ocasión, al volverla a interpretar, reconozco que tenía cierto pudor… Yo siempre quiero hacer personajes de más mayor y no de más joven porque es un trabajo añadido. Eso me causaba, como digo, pudor y me costó vencerlo.
El público me ha recibido maravillosamente. Este texto engancha porque es muy rico, tiene un fondo que no acaba nunca. Carmen –refiriéndose al personaje Carmen Sotillo- es mucho Carmen.
¿En tu primer encuentro con Delibes le hiciste unos huevos fritos?
Sí, porque era un verano y tenía toda la familia fuera… Fuimos a Valladolid a verle…Fue cuando me pidió que le leyera un párrafo de “Cinco horas con Mario”… Entonces yo era muy joven…
Y este próximo 30 de junio cumplirá un año más, y comprobamos que, la octogenaria (así se suele decir a quienes ya están en los ochenta y…¡¡aunque en el caso de nuestra protagonista cuesta creerlo al verla jovial por los cuatro costados!!) Lola Herrera, vuelve a darnos una lección de ilusión, de entrega, de vida, porque aunque pasen los años, ella sigue, sigue y sigue, y ahora, nuevamente, poniendo al público en pie que vuelve a ovacionarla en “Cinco horas con Mario”…
© Bayres/ALGENTE
fotos ©Liliana Cozzi/archivo/Productora
“CINCO HORAS CON MARIO”
Marzo de 1966. Carmen Sotillo acaba de perder a su marido Mario de forma inesperada. Una vez que las visitas y la familia se han retirado, ella sola vela durante la última noche el cadáver de su marido e inicia con él un monólogo-diálogo en el que descubrimos sus personalidades y los conflictos de su matrimonio. Con una forma entrecortada, detallista al mínimo, reiterativa y llena de tópicos, Carmen Sotillo dice cosas, manifiesta sentimientos y emite juicios, que hoy nos pueden parecer del todo increíbles. Pero damos fe de que ese lenguaje existía, de que esos juicios se emitían, de que esas “cosas” de Carmen estaban entonces en la vida de todos los días.
“Cinco horas con Mario” es, entre otras muchas cosas, un documento vivo de esos años sesenta. De las preocupaciones económicas, religiosas, políticas, sexuales y morales entonces imperantes que Delibes, a través del lenguaje de su protagonista, dejó retratadas con nitidez, de forma que la vida española de entonces llega a palpitar viva en sus palabras.
Pero, por encima de todo esto, “Cinco horas con Mario” nos habla de los asuntos eternos del ser humano: de la culpa, de la soledad, de la incomunicación, del sentido de la vida. Como siempre en Delibes partiendo de un localismo concreto encarna en sus personajes y en sus conflictos las realidades más profundas y complejas que condicionan nuestra vida.
“Cinco horas con Mario” ha sido, es, uno de los mayores y más originales éxitos teatrales de los últimos años en España.