LA MUERTE DE PAQUIRRI…

EMOTIVOS DETALLES TRAS LA TRAGEDIA DE POZOBLANCO…

Cuando iba a cumplirse el primer año de la tragedia de Pozoblanco, enviados por la revista Lecturas que entonces marcaba la diferencia con esta forma de hacer periodismo bajo la dirección de Don Julio Bou Gibert, nos dirigimos a Sevilla, Córdoba y Pozoblanco, en concreto, para conocer detalles hasta ese entonces desconocidos, que tuvieran que ver con lo que ocurrió aquella tarde-noche  tras la cogida que acabaría con la vida  de Paquirri y saber también, de primera mano, cómo se vivieron aquellas horas en el piso sevillano de Isabel  al conocerse la noticia y durante las largas y sufridas horas una vez que el féretro llegó a la que hasta ese día -26 de septiembre- había sido la vivienda de la pareja.

La que sigue, fue la cronología de nuestra información que publicamos en su día y que nos servirá para aportar datos concretos que, hasta ahora, no han sido considerados por quienes en la televisión se han venido ocupando de este tema que ha acaparado la atención de media España.

Lo primero, deciros que, después de transitar por un camino de tierra, lleno de pozos que en aquel entonces no se podría transitar ni con un simple dolor de muelas, llegamos a la Plaza de Toros de Pozoblanco donde, comenzando nuestro trabajo, pudimos hablar con Pedro Damián, que era el encargado de la Plaza. Después de señalarnos el lugar exacto en el que ‘Avispado’ dio la cornada mortal al diestro de Barbate, nos dijo:

“Paquirri aún estaría con nosotros si  hubiese estado inaugurado el Hospital General de Pozoblanco, hoy a pocos kilómetros de aquí…Contradicciones de la vida ¡Una verdadera pena!”

Para este Hospital tuvo que pasar un año pero no para hacer una llamada (como muchos, después de la tragedia, se llegaron a preguntar), desde el teléfono que sí se encontraba junto a la enfermería…

¡Una llamada pidiendo con urgencia un helicóptero pero no, esa llamada no existió”!

Entonces, la vida de Paquirri,  iba a depender de que la suerte no le abandonara en su agonía y de la ambulancia de Paco Rossi que fue quien le trasladó, acompañado  por Ramón Alvarado, mozo de espada y por el doctor Funes.

“Fue terrible, se nos venía la noche encima…Salimos de Pozoblanco a las 20 y 10 y, por el cambio de horario, nos cogió la noche. Desde la Plaza de toros hasta el Hospital hay 85 kilómetros y demoré 55 minutos  y no hora y media como anduvieron diciendo”.

¿Recuerda cuando Paquirri habló por última vez en esa ambulancia que suponemos iría a una velocidad límite?

“Recuerdo con una gran tristeza cuando le sobrevino el primer paro; el doctor le hizo el boca a boca y al ver que empezaba a respirar me dijo que tirara a toda velocidad: pisé hasta los 180 kilómetros. El Maestro habló varias veces, pero la última vez que le escuché fue cuando preguntó si faltaba mucho. Sólo quedan ¡11 kilómetros!  Anteriormente había  preguntado varias veces por el doctor Ramón Vila (amigo, médico personal y futuro albacea) ya que para él, era como un Dios…Al llegar –seguidos por Riverita, otros doctores y el apoderado-, Paquirri  ya se moría, como así fue. Nunca olvidaré aquel momento y la ansiedad, las lágrimas y la impotencia que sentimos todos.”

En el piso número 22 de la calle Ramón de Carranza en Sevilla, tras recibir la noticia, quienes allí estaban comenzaron a vivir una noche “inenarrable en la que yo tuve que hacerme cargo de la casa  y del teléfono que no para de sonar”….Así se expresaba Antonio Otero, amigo personal de Isabel “que es como una hermana para mi”  y de Paquirri. “Mi mujer –prosiguió relatándonos aquellos momentos- estaba con Isabel compartiendo una  alegría: ella  y Paco, dos días después, hubiesen partido rumbo a América. Qué destino cruel. Isabel marchó urgentemente hacia Córdoba y todo aquello fue un llanto generalizado: estábamos –antes de que llegara el féretro- Doña Ana, su hijo Juan y yo. Agustín se encontraba  en América y, porque él lo pidió,  se retrasó  el entierro pues  quería estar presente”.

Háblenos de cómo vivió Isabel aquella negra noche…

“Isabel llegó acompañada de su hermano Bernardo. Ella estuvo abrazada al féretro gritando: ¡’Mi amor, me quiero morir…Llévame contigo!’ Y al rato, partiéndonos el corazón a todos, volvió a gritar desconsoladamente: ‘¡¿Qué me has hecho, Paco?!’ Ya no se separó de él en toda la noche; estuvo sin probar bocado ni beber, sólo café y un pitillo tras otro…”

En la anterior edición nos preguntábamos si todo esto que hemos recordado para nuestros lectores: los detalles de aquel traslado en ambulancia por un camino en pésimas condiciones, de cómo llegó Paquirri a Córdoba,  cuáles fueron sus últimas palabras y cómo vivió Isabel aquella noche…  No era tan importante como abordar otros temas que hoy: increíble… 36 años después, siguen dando de qué hablar.

Gracias a un “Túnel del tiempo” periodístico que ojalá nunca hubiese existido, hoy hemos podido recordar todo lo que vivimos “en directo” y así lo ofrecemos a los lectores de ALGENTE.

                                                                                                       ©Texto y fotos: L.C. y J.B.

                                                                                                           Bayres/ALGENTE/ARCHIVO