LA HUELLA IMBORRABLE DE
SERGIO RAMOS
En esta nueva etapa, Sergio Ramos –seguramente-, por su perfil como persona y como futbolista, se convertirá en el flamante líder de su nuevo club y después, satisfecho de culminar una carrera cuajada de éxitos, es de esperar que regrese a su residencia en la Moraleja, a sus plácidos días en Sevilla con sus amados pura sangre y, puede que también, a alguna actividad en el entorno de este deporte rey que abrazó desde temprana edad.
El propio Sergio nos regala sus comillas, permitiéndonos transitar por una vida llena de triunfos, de emociones y de entrega, siendo un ejemplo dentro y fuera de los campos de fútbol; no dejándose marear como otros deportistas por las mieles del éxito y de la fama…
“Te invito a que me acompañes en este viaje –él mismo lo subraya-. Un viaje en el que a lo largo de distintas paradas te cuento, junto a las personas que me han acompañado en mi carrera profesional, cómo vivimos los momentos clave y, sobre todo, cómo los recordamos.”
A continuación, nos sitúa en Camas, Sevilla, año 1986:
“Mi casa, la primera parada y el lugar en el que comienza este sueño. Con 6 años y después de haber sido un poco “pesado” en casa, empecé a jugar como “gato” en el club donde ya lo hacía mi hermano. En realidad no tenía la edad mínima… Cuando eres niño, el fútbol es diferente, todo es ilusión. Eran mayores, pero yo me sentía uno más. Me divertía como ninguno y, cuando cumplí 10 años, empecé a jugar con el Sevilla. El ambiente era distinto, pero guardo los mejores recuerdos de la ciudad deportiva y los compañeros con los que jugué. Durante estos años, la familia fue imprescindible. Horas y horas de carretera para entrenar y jugar. Sin ellos, todo lo que vino después habría sido imposible”.
Y sin más, pasando por alto tantísimos detalles de su infancia y adolescencia, nos lleva hasta el año 2004 y a su debut en Primera División:
“Es difícil de expresar lo que significa jugar en Primera División con 17 años. Cuando llegué al vestuario tras aquel partido en Riazor, vinieron a mi cabeza muchos momentos de mi época en las categorías inferiores: mis inicios en fútbol-7, entrenadores, compañeros, el Sevilla Atlético, el sacrificio de mi familia. Había conquistado mi primer gran sueño. Las palabras de Joaquín Caparrós, que apostó por un chico que prácticamente no había jugado con focos en su vida, no las olvidaré nunca: “Chaval, juega como tú sabes”. Mi agradecimiento es eterno.”
Más adelante sin abandonar una lógica emoción al recordarlo, se detuvo en la etapa “cuando estaba en Sevilla y ya había jugado con la sub-16, la sub-17, la sub-19 y, por entonces, tenía un hueco en la sub-21. Días antes de la convocatoria se hablaba de que Luis Aragonés me podía llamar a la Absoluta pero, cuando llega el momento, la alegría supera todo lo que te puedas imaginar. A Luis también le debo todo. Han sido muchos años, muchos momentos, muchos compañeros y mucho esfuerzo y unión en las buenas y en las no tan buenas para labrar la época dorada de la historia de la Selección. Este camino y este grupo humano empezó con Luis. Cuando ya has cumplido 150 partidos y miras atrás, el sentimiento que impera es el orgullo. Hay pocas cosas más grandes para un futbolista que defender los colores de tu país.”
Sergio recuerda sobremanera, en 2005, la llegada al Real Madrid y las primeras palabras que le dijo Florentino Pérez:
“Lo único que quiero es que seas tú mismo”…
Eso fue lo primero que me dijo Florentino Pérez cuando estaba a punto de fichar por el Real Madrid, el mejor club del mundo. Entonces, hoy y siempre, solo voy a tener palabras de agradecimiento para el ‘Presi’ y la gente del club, que apostaron por mí cuando tenía 19 años. Jamás voy a olvidar ese día. Ponerse la camiseta del Real Madrid, heredar el número 4 de Fernando Hierro, pisar el Bernabéu por primera vez, recibir tantas muestras de cariño del club y afición. Apenas me lo podía creer y en ese momento solo podía pensar en mis padres, mis hermanos, en todo lo que habíamos hecho para llegar hasta allí. Fue uno de los días más felices de mi vida. El Real Madrid es un sueño que no quiero que termine nunca”…
Pero ese día llegó y así –con estas palabras- lo vivió:
«Uno nunca está preparado para decir adiós al Real Madrid –dijo en su despedida-. Es inevitable emocionarse; me hubiera gustado despedirme en nuestro estadio, en el Santiago Bernabéu. Gracias al Real Madrid, os llevaré siempre en mi corazón. Se cierra una etapa maravillosa, única en mi vida. Se abre una etapa de ilusión y de futuro con muchas ganas de querer demostrar mi mejor nivel muchos años y de poder añadir a mi palmarés algún título más. Muchas gracias a todos, esto más que un hasta siempre es un hasta luego, porque volveré».
Y en estas ‘idas’ y ‘venidas’ de emociones, recuerdos y aseveraciones acerca del destino futbolístico de nuestro protagonista, recordemos –asimismo- una emotiva frase que en otras circunstancias pronunció Florentino Pérez, precisamente sobre el itinerario que entonces el presidente blanco vislumbraba respecto de Sergio:
«Sergio Ramos se va a quedar toda su vida en el Real Madrid. Es un líder impresionante».
Evidentemente esto no ha sido así, como resultado contrario a la ilusión que seguramente compartían ambos: el presidente y el jugador, pero las circunstancias fueron otras.
Por tanto la vida futbolística de Sergio no pudo continuar en esta institución aunque, con otras responsabilidades tal vez, nunca se sabe, ya que él mismo –recordémoslo-, en su despedida no ha dicho un ‘adiós’, sino un ‘hasta luego’, asegurando que volverá…
Quién le hubiera dicho a Sergio que siendo un niño, llegaría a ser lo que es.
En algunos pasajes que el recordado Robinson consiguió para su ‘Informe’, Sergio reconocía, según sus propias palabras, haber tenido “la gran suerte de criarme en un barrio humilde. Tenía todo lo que quería. Soñaba con ser futbolista y el campo de fútbol estaba allí, enfrente de mi casa».
Para ese barrio, a pesar de sus triunfos, Sergio sigue siendo el que era, gracias a su modestia y humildad.
Él mismo se encargó de comentar en aquella aplaudida comparecencia televisiva que «aquí me conocen más como el hijo de la Paqui”, una madre que en aquellos años no conseguía fácilmente que su hijo volviera a casa al decirle: ‘¡¡Sergio: a cenar!!’
“Cuando ya llevábamos unas horas jugando por la tarde y ya tocaba ir a cenar, mi madre me llamaba gritando dos o tres veces hasta que salía mi padre al balcón y no tenía ni que hablar, sólo señalaba la puerta».
Hijo de José María Ramos y de Paqui Ramos, se muestra orgulloso del ejemplo que recibió de sus padres y del barrio donde se crio; un barrio popular por su tradición taurina de ahí que los chavales tenían la ilusión –como él también la llegó a tener- de convertirse en toreros pero, por suerte para los buenos aficionados, su hermano René –su actual representante- le introdujo en el fútbol, deporte que le apasionó desde siempre, a tal punto –él así lo recordó- que soñaba con que “la selección ganara un Mundial y no solo se ha cumplido, sino que yo estaba en el campo”.
En otra de las tantas de las entrevistas que le realizaron a lo largo de su carrera, confesó que «cuando nos echaban de un Mundial, me pasaba día y medio llorando» y, entre otras cosas, en Buenos Aires, contó algunas de sus supersticiones, como en su día fue “llevar el pelo largo en el Mundial porque en Austria, en aquella Eurocopa, jugué con el pelo largo y nos dio suerte. La verdad es que soy bastante supersticioso: entro siempre en el campo con la pierna izquierda, me ato la bota derecha primero, les rezo a mis abuelos antes de salir al campo…”
También habló de sus celebraciones en los goles:
“Cada vez que marco uno brindo una dedicatoria a dos o tres personas a las que quiero”. Y también se refirió a aquella tradicional voltereta:
“La empecé a practicar en la playa para no hacerme daño hasta que una vez me atreví a hacerla con el Madrid.”
También dijo que “el factor suerte va de la mano del trabajo y del sacrificio”. Y agregó: “Por ser alguien en el fútbol renuncié a mi infancia y eso es duro. Ves cómo los amigos van al cine, salen de marcha y tú siempre tienes que decir: «No puedo». A los 16 años ya me entrenaba con el Sevilla y llevaba una vida profesional. Así que me tuve que quitar de muchas cosas propias de la edad que no puedes hacer si quieres llegar adonde he llegado. Cuando me llamó Caparrós, estaba en el colegio y, como los entrenamientos del primer equipo coincidían con las clases, ¡no podía ni ir al cole!”
Su disciplina ha marcado y marcan su vida.
En cuanto a su vida privada, destacar que, desde la boda casi antológica que vivió con Pilar Rubio el 15 de junio de 2019, en la Catedral de Sevilla, no hay más que ver la felicidad que sienten los dos como pareja; que ella (que se había convertido en rutilante presencia en el programa de Pablo Motos con sus arriesgadas y certeras intervenciones) anuncia que (aunque también volverá…) se dedicará a su marido y a sus hijos, lo que una vez más, nos lleva a reflexionar que “detrás de un hombre siempre hay una gran mujer”.
Amor por los cuatro costados es el que acompaña a este grande del fútbol: en su entorno más íntimo y en su profesión que, como le dijo al recordado Robinson, comenzó –sin saberlo- a formarse, siendo un chaval, frente a la casa en la que vivía, jugando al fútbol cada día, soñando con ser futbolista profesional…
Sergio Ramos, una vida dorada, dentro y fuera de los terrenos de fútbol…
© Bayres/ALGENTE
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