JORGE D’ALESSANDRO: Sampaoli, una historia para soñar

Hoy, en este nuevo encuentro, voy a referirme a Sampaoli al que hay que darle, dentro del concierto futbolístico actual, un lugar bien destacado por su trabajo impecable con el Sevilla.

El técnico argentino ha puesto en marcha una de las claves más importantes en cualquier deporte que se precie: proporcionarle a su equipo un estilo muy ganador convirtiendo al Sevilla en un indudable y  auténtico animador de la presente Liga.

Hablamos –a la vista de todos están los datos, los aciertos, las conclusiones de una filosofía de juego- de un equipo con unos registros tácticos muy sólidos que cuenta, entre otros rasgos de virtuosidad futbolística, con el talento de Vitolo y N’Zonzi, como abanderados del proyecto.

Un Sevilla que dadas estas fechas, mantiene intactas todas las aspiraciones, tanto en Liga como en Champions League y, como digo: puede consolidarse como la auténtica sorpresa del torneo.

Centrándome específicamente en la labor del técnico, decir que la importancia de Sampaoli radica en su evidente trabajo innovador, un factor que destaca aún más si no nos olvidamos que esa responsabilidad era muy difícil ya que el  Sevilla venía de una historia importante pero que se ha logrado mejorar al contar con Monchi,  secretario técnico, pieza absolutamente clave de todo esto.

Lo cierto es que cada vez que se pita el comienzo de un partido –sea el que fuere- nos encontramos con un equipo competitivo, con mucha fuerza, apoyado por una afición que está totalmente volcada en aras de estos jugadores que se dejan la piel en cada contienda.

Además (todo pesa), no es descubrir nada nuevo si decimos que el sevillismo está completamente enamorado de su equipo, detalle –con mayúscula- que se convierte en algo mucho más importante de lo que parece.

De este equipo, un día surgió, triunfó y partió hacia el Real Madrid, el Sergio Ramos a quien la grada se dirigió de la forma que lo hizo… Pero creo que hablamos simplemente de un hecho puntual, de una minoría de esa impresionante afición sevillista.

Después de que pasara lo que pasó, pienso con convicción que, al finalizar ese episodio,  el alma sevillista de Sergio Ramos no habrá sido mancillada por unos pocos, mientras el grueso le sigue como alguien que surgió en aquel césped andaluz.

Él mismo ha sabido distinguir “lo uno” de “lo otro”. Por eso digo que ha sido algo puntual.

Lo que importa de verdad es que Jorge Sampaoli y el Sevilla están en la cresta de una ola que, precisamente por ello y porque lo merecen, los cuatro costados de su estadio le dedican “su” propia ola por la alegría que nos regalan a los amantes del fútbol