JORGE D’ALESSANDRO El ojo de halcón

Con las dudas que están ocurriendo en el mundo del fútbol a la hora de que un gol “sospechoso” suba o no suba al marcador, tal como ocurrió (por citar un ejemplo incuestionable que dio la vuelta al mundo) con el gol de Messi no computado ante el Valencia, pienso que el bautizado “ojo de halcón” me parecería una decisión absolutamente determinante en el sentido que nos ocupa ya que no da lugar a ninguna clase de dudas.

Creo que su aplicación es de rigurosa necesidad, vamos: que me inclino al cien por cien a favor del “ojo de halcón”.

Ahora bien. Me gustaría compartir mi opinión con todos los que me leen, acerca del denominado Var sobre el que pienso que, en un momento determinado, va en contra del espíritu del fútbol, sencillamente porque el fútbol tiene lo bonito de la imperfección, del debate, la polémica y el error. Por todo ello, me parece que va en detrimento de la filosofía del aficionado y de lo que representa… Porque, ante todo: ¡Que todo el mundo viva con pasión el fútbol!

No podemos decir que sea irrebatible esa «imperfección» de la que hablamos y que, incuestionablemente provoca que el Var se convierta en “algo” que no veo como muy trascendente para el fútbol de cada día.

Creo en la posibilidad de errores de todo el mundo pero en los tiempos que corren, con la corrupción latente que hay y globalizando ciertas actitudes, subrayo que, sea como fuere: siempre existe la duda.

Estamos inmersos en un mundo muy entrecomillado y, precisamente por eso, como “el ojo de halcón” no requiere ninguna pérdida de tiempo, creo que es muy recomendable.

El Var sí que provoca una psicológica y real pérdida de tiempo, por eso, yo lo utilizaría en los deportes de salón, pero no en el fútbol.

“El ojo de halcón”, insisto gracias a lo que se puede apreciar sin ninguna especulación, se utiliza mucho para el gol, para comprobar la fiabilidad o no de las jugadas dudosas; es decir, para verificar “en directo” si la pelota  ha traspasado o no la línea.

La prueba está  -y nunca mejor dicho- a la vista de todos, por ello creo que es  perfectamente aplicable al tema en cuestión, ya que se trata de unos sensores; uno lo tiene el balón y otros, los postes, por lo tanto, no va en contra de nada ni paraliza el juego.

El Var es algo así como “rearbitrar” y mientras tanto: el espectáculo se para.

Y claro, si al fútbol, como decía, le quitas el debate, la pasión del lunes, las tertulias del café, le  estamos quitando la esencia  al mismísimo fútbol.

Un fútbol que nace de dos esencias: talento (porque son verdaderos artistas) e imperfección (porque se cometen errores humanos) y esta ecuación matemática no se puede romper.

En el mundial de Rusia, por ejemplo y en los torneos de corta duración, si  podría funcionar porque no dan opción a la rectificación y si se pierde un partido ya no hay otra posibilidad más, lo que es altamente peligroso. O sea que ahí sí lo veo aplicable.

Yo, por todas las razones que he explicado y alguna más, por el bien del fútbol y en las circunstancias más idóneas: me apunto al “ojo de halcón”.