¡Irrepetible Charlot!: “La vida es maravillosa si no se le tiene miedo”.

Los padres de Charles se separaron antes de que el futuro gran Charlot cumpliera los tres años. Su padre, Charles Spencer Chaplin, actor y cantante, murió joven y su madre, Hannah Chaplin que se dio a conocer en el mundo del espectáculo con el seudónimo de Lily Harley, tuvo que soportar una enfermedad de laringe que acabó con su carrera. Sus hijos, a raíz de que ella sufría distintos trastornos, fueron ingresados durante varias semanas en el Asilo de Lambeth en el sur de Londres y luego, a la Escuela Hanwell para Huérfanos y Niños Pobres durante un tiempo.

Quién hubiera dicho que con esa niñez y esa adolescencia, después de haberse ganado el pan diario como recadero, como soplador de vidrio, como vendedor callejero y los más variopintos trabajos llegaría a ser lo que fue, aunque, como es natural, lo primero fue poder demostrar sus valías haciendo pinitos como artista hasta ser contratado, por ejemplo,  por la compañía Frohman para representar algunos papeles menores.

En su recuerdo artístico se ganó una carrera llena de éxitos como actor, humorista, compositor, productor, guionista, director, escritor y editor.

Su inmensa popularidad, como sabemos, hizo que llegara a considerársele como un símbolo del cine mudo dando vida al laureado Charlot, convirtiéndose  -a finales de la Primera Guerra Mundial- en uno de los hombres más reconocidos de la cinematografía de todo el mundo.

Su popularidad fue in crescendo a partir del año 1914 cuando hizo su aparición en el celuloide, encarnando a su entrañable personaje: Charlot, en la película “Ganándose el pan”.

En ese mismo año llegó a rodar hasta treinta y cinco cortometrajes, entre los que destacaron “Todo por un paraguas”, “Charlot en el baile” y “Charlot y el fuego”, aunque aún faltaban unos años para que llegaran sus películas más elogiadas como fueron “La quimera del oro” (1925), “Luces de la ciudad” (1931), “Tiempos modernos” (1936), “El gran dictador” (1940) y otras.

Durante los primeros años, Chaplin dirigió la mayoría de sus películas, llegando a ser –después- también el productor de sus creaciones cinematográficas y compositor de las bandas sonoras de sus films llegando a fundar  la United Artists, junto a Douglas Fairbanks, David Wark Griffith y Mary Pickford.

A lo largo de su grandiosa carrera recibió cantidad de nominaciones, distinciones y premios, como dos Óscar Honoríficos, llegando a ser -en 1948-, candidato al premio Nobel de la Paz y Caballero de la Orden del Imperio Británico.

Su nombre figura en una de las estrellas más visitadas en el Paseo de la Fama de Hollywood.

Estuvo casado en cuatro ocasiones. Tres de sus hijos, Josephine, Sydney y Geraldine, como es sabido, también se dedicaron al espectáculo.

Con el paso del tiempo, el ingreso de Chaplin en la compañía de mimos de Fred Karno, constituyó un acontecimiento fundamental en su formación artística. Su primera gira por Estados Unidos con la compañía Karno constituyó un gran éxito al igual que las presentaciones  en Francia actuando en los principales teatros de variedades de París. A finales de 1912, ya habían recorrido Canadá, Nueva York, Chicago, Fall River, Filadelfia, etc. En esa misma  compañía también participó Arthur Stanley Jefferson, conocido posteriormente como Stan Laurel. Él y Chaplin llegaron a compartir la habitación de una pensión.

Y todo ello hasta que nació “El Vagabundo”, conocido como Charlot en Francia, Italia, España, Andorra, Portugal, Grecia, Rumania y Turquía, como Carlitos en Brasil y Argentina y como Der Vagabund en Alemania. Chaplin continuó interpretando al peculiar vagabundo en una decena de cortos y más tarde, en diversos largometrajes.

La historia de nuestro protagonista es tan rica en recorrido, en títulos cinematográficos y en anécdotas que sería imposible resumir en estas páginas…Hoy –ya finalizando- sólo queremos significar que, más allá de otra época cinematográfica de Chaplin, cuando se generalizaron las producciones sonoras, nuestro Charlot se negó a encarnar a su personaje hablando, tal es así que en “Luces de la ciudad” (1931), no aparece ningún diálogo y, posteriormente, en “Tiempos modernos”, decidió abandonar al preciado vagabundo  caminando por una carretera sin fin hacia el horizonte…

En su cine mudo, su palabra, obviamente, no existía pero, en su vida personal, nos dejó su voz, su filosofía de vida en diferentes pensamientos, algunos de los cuales hemos querido recordar para valorar (más allá de su transitar cinematográfico) cómo era su auténtico perfil humano:

“Aprende como si fueras a vivir toda la vida, y vive como si fueras a morir mañana”.

“Nunca te olvides de sonreír, porque el día que no sonrías, será un día perdido”.

“El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto”.

“La vida es maravillosa si no se le tiene miedo”.

“No hay nada permanente en este malvado mundo. Ni siquiera nuestros problemas”.

“Algo hay tan inevitable como la muerte y es la vida”.

“Ríe y el mundo reirá contigo; llora y el mundo, dándote la espalda, te dejará llorar”.

“Mirada de cerca, la vida es una tragedia, pero vista de lejos, parece una comedia”.

“Estoy en paz con Dios, mi conflicto es con el hombre”.

                                                                                                  ©Bayres/ALGENTE 
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