¡HO…HO..HOPE!! Bob Hope: genial e irrepetible.
Bob fue el quinto de siete hijos; su padre, cartero, y su madre, fueron los primeros admiradores de un hijo que supo apreciar y llevar a la práctica los valores que le inculcaron y que, durante toda su vida, enarboló (más allá de sus increíbles éxitos en los escenarios y en el celuloide) como una de sus premisas, tal es así –como veremos más adelante-, mostró su inmensa solidaridad social con un mundo en el que, para él, la ayuda a los necesitados fue algo prioritario, tal es así que la Fundación Bob y Dolores Hope –su mujer- ha venido ocupándose de ello, honrando la memoria de sus fundadores.
Nació en Inglaterra hasta que se convirtió en ciudadano norteamericano, cuando su padre decidió afincarse en los Estados Unidos. Una de las bromas juveniles de Bob fue decir:
«Dejé Inglaterra a la edad de cuatro años cuando descubrí que no podía ser rey».
En Cleveland, siendo muy joven, se dedicaba a vender periódicos aunque en sus horas libres ya comenzó a demostrar sus virtudes actorales participando en diferentes programas de aficionados y durante sus años en East High School, trabajó como repartidor en el mercado de carne de su tío Fred. Como vemos, la predisposición hacia el trabajo y sus ahorrillos ganados con el sudor de su frente quedó patente desde temprana edad.
Poco a poco fue incursionando hacia lo que le apasionaba: la actuación, el baile y así fue que después de la escuela secundaria, comenzó a tomar lecciones de baile. Y si eso fuera poco para satisfacer su infatigable personalidad, trabajó como reportero de un periódico además de iniciarse como boxeador amateur bajo el nombre de Packy East. Apenas cumplidos los 18, Bob y su novia, formaron pareja en casas de vodevil cercanas, a cambio de ocho dólares la noche.
Como vemos se trata de un Bob Hope imparable que supo –antes de llegar a ser lo que fue- cómo ganarse a pulso el subir peldaño a peldaño esa escalera hasta convertirse en un ídolo de masas, admirado y respetado.
Antes de incursionar por algunos de los momentos más reconocidos de nuestro protagonista, nos detenemos en la denominada Bob y Dolores Hope Foundation que, como desde los Estados Unidos nos detallan:
“Se estableció para proporcionar y asegurar la continuación de los ideales filantrópicos de Bob & Dolores Hope mediante el apoyo a organizaciones que alimentan, visten y albergan a los desfavorecidos de EEUU. También honramos y preservamos el «espíritu de Bob Hope» y su legado como animador, comediante, patriota, humanitario y partidario de los miembros del servicio militar de EE. UU. Bob Hope llevó sus talentos al centro de una crisis y los usó para sanar mostrando su compasión, empatía, espíritu edificante y respeto por el país. Para alcanzar y asegurar la continuación de estos objetivos, Bob y Dolores Hope proporcionaron dirección y liderazgo a la Fundación durante su vida. Hoy en día, está gestionado y gobernado por personas que comparten sus actitudes y creencias”.
Indudablemente se trata de una Fundación que honra la memoria de quienes en vida mostraron a la sociedad su perfil más altruista y solidario.
Pero sigamos transitando por el Bob Hope, como artista innegable…
Después de actuar en el teatro de Broadway, Bob debutó en Hollywood a finales de los años 30 con un filme de la Paramount titulado “The Big Broadcast Of 1938”. Este fue el inicio de una larga carrera que le convirtió en uno de los grandes cómicos del cine norteamericano.
En el año 1934 se casó con la cantante Dolores Reade de quien nunca se separó y con la que adoptó cuatro hijos: Anthony, Linda, Kelly y Nora.
Sus películas más conocidas fueron “College Swing” (1938) de Raoul Walsh, “El Gato y El Canario” (1939) de Elliott Nugent, “El Castillo Maldito” (1940) de George Marshall o “Ruta De Singapur” (1940), una película que supuso la primera colaboración con Bing Crosby y Dorothy Lamour.
En los EEUU, las generaciones menos jóvenes, recuerdan con cariño que, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Bob Hope se trasladó -a menudo- al conflicto para entretener a las tropas estadounidenses con sus espectáculos cómicos.
Su increíble éxito cinematográfico, no le restó ni tiempo ni ilusión para convertirse también en ídolo de la radio y de la televisión. En cine, sería extenso recordar sus éxitos pero mencionemos solo algunos de sus trabajos como, por ejemplo: “La Princesa y El Pirata” con Virginia Mayo; “Rostro Pálido”, comedia del Oeste con Jane Russell; “El Gran Amante”, con Rhonda Fleming; “Fancy Pants”, con Lucille Ball; “Mi Espía Favorita”, comedia de espionaje con Hedy Lamarr y con Bob en un doble papel; “La Gran Noche De Casanova”, con Joan Fontaine; “Faldas de Acero”, con Katharine Hepburn y, como decíamos: un largo etcétera en el que no queremos dejar de mencionar sus últimos aciertos en el séptimo arte como ser: “Los hechos de la vida”, con Lucille Ball; y “El amo de la selva”, junto a Anita Ekberg. En este período interpretó, también, al padre de Tuesday Weld en “Lecciones de amor en Suecia”. Su última aparición en el cine, año 1985, fue en “Espías como nosotros”, interpretándose a sí mismo.
Si bien no consiguió nunca un Oscar por sus interpretaciones, fue galardonado con cinco estatuillas honoríficas, concedidas por su contribución al cine y por sus múltiples actividades humanitarias.
Falleció a los 100 años el 27 de julio del año 2003 en Toluca Lake, Los Angeles (California), a causa de una neumonía.
Bob Hope: Genial e irrepetible. Quienes no lo hayan disfrutado, visiten su filmografía…Lo agradecerán.
©Bayres/ALGENTE www.algente.com
Fotos ©www.bobhope.com/ Bob & Dolores Hope Foundation./filmografía Bob Hope