GARBIÑE MUGURUZA
LA GRAN SENSACIÓN DEL TENIS ESPAÑOL
Su ascenso es meteórico. Hace ya tiempo que dejó de ser una promesa para convertirse en brillante realidad. Garbiñe, humilde pero plena de confianza en sí misma, está materializando sus sueños de niña.. y lo está haciendo a lo grande.
El mes pasado disputó la gran final de Wimbledon, el Grand Slam por excelencia.
No consiguió el título, pero consiguió todo lo demás. La sensación de que el futuro depara grandes éxitos para una hispanovenezolana con cara de triunfadora, que ya se ha ganado el corazón de todos los españoles a golpe de raqueta.
Garbiñe Muguruza, no se hizo con la copa el pasado mes en Wimbledon.
Un sueño que no pudo ser , o en realidad sí, pues llegar a semejante final ya es haber alcanzado una increíble victoria que seguramente jamás habría imaginado en su tenis de adolescente y más al recordar que su apuesta, su pasión por este deporte se remonta a cuando apenas era una niña.
Ella siempre recuerda emocionada que empezó a jugar tenis “cuando sólo tenía tres añitos junto a mis hermanos Asier e Igor” en su Caracas natal y a partir de los seis, ya en España comenzaría a formarse en la Academia Bruguera de Barcelona.
Para deportistas como Garbiñe, una derrota histórica como la de Wimbledon se convierte en una histórica victoria ya que esa meta, al habérsela imaginado como casi inalcanzable, hay que analizarla ahora –como ella lo hace- como algo que, aunque difícil, se ha conseguido.
Por eso, lo que para muchos podría ser una desazón, para la joven tenista –dueña de un ilusionante futuro- se convierte en un “a partir de Wimbledon las ilusiones se siguen abriendo y el camino por recorrer es tan apasionante, que sólo cabe agradecer a este maravilloso deporte que te llena de vida”.
No hay que olvidar que fue en un cercano 11 de enero del pasado año, cuando lograba su primer título del circuito WTA al derrotar a la checa Klara Zakopalová en la competencia final de Hobart tras su regreso a las pistas después de seis meses de baja por una lesión.
O sea que, de ocupar entonces un lugar entre las mejores cincuenta mejores tenistas del mundo, pasó a la hierba, a la finalísima de Wimbledon.
Si en ese momento dijo que “era un regalo por todo el esfuerzo que he hecho”, este verano –diferente a otros anteriores, lesión incluida- será el mejor verano para una joven tenista que se ha ganado, “golpe a golpe”, el ser aplaudida en el mundo entero.
Serena Williams la batió pero Garbiñe se revolvió tras una derrota que, por ejemplo, en nada se pareció a cuando cayó en la primera ronda del pasado Abierto de Estados Unidos tras lo cual casi rompe a llorar ante la prensa..
Y la presión sufrida aún iba por dentro después de que Venezuela y España apostaran por la joven hispano-venezolana para que representara a uno u otro país.
El periódico venezolano “El Universal,” después de que los dos países quisieran a Muguruza como su representante en el concierto tenístico mundial, dijo textualmente: “Venezuela pierde con España la batalla por Garbiñe Muguruza”.
Garbiñe declaró que “ha sido una decisión realmente difícil, meditada y delicada por los vínculos tanto personales como familiares que me unen a ambos países (…) Llevo a Venezuela y a España en la sangre y en el corazón y tengo a mi familia repartida en ambos países. Con el apoyo de toda mi familia he decidido jugar por España a partir de ahora…Quiero la sensación de representar a un país y no jugar sólo para mí misma, sino para todos…”
Para ella Venezuela quedó atrás en ese sentido pero seguirá llevando en su interior los recuerdos que la sensibilicen siempre, pero como deportista representando a España, Garbiñe ha dado muestras se ser tan alta como su metro ochenta y dos.
Como decíamos, no se hizo con la victoria en Wimbledon como sí lo hizo en el 94 Conchita Martínez y Arantxa Sánchez Vicario dos años después pero… Vaya si disparó los corazones de españoles, de venezolanos y de todos aquellos amantes del tenis.
Y mucho más cuando tras una derrota, ahora, a un mes vista de Wimbledon, sólo vemos una victoria en los ojos de Garbiñe Muguruza.