Este es el perfil de quien acaba de “mirar por encima del hombro” al mundo entero.

PUNTIN… “¿Y QUIÉN ES ÉL?”

En su guion de condiciones, sobresalían cantidad de motivos geopolíticos y, como sabemos todos, diferentes pretensiones por parte de quien (como intentaremos ver hoy en ALGENTE) llegó a ser lo que es después del servicio prestado a su país.

Un estadista convertido en personaje mundial, algo que no había que destacar, probablemente, desde la presencia de Nikita Kruschev en este tipo de amagues bélicos que comprometen la voluntad –antes o después- de todo el mundo…

Putin, hoy con fortaleza de líder, vivió una niñez humilde, pero a pesar de ello, supo conseguir su licenciatura universitaria graduándose con honores, en la carrera de Derecho en la Universidad Estatal de Leningrado, tras lo cual ingresó en el servicio de espionaje de la KGB.

Tras vivir su adolescencia y pasados unos años, llama la atención (teniendo en cuenta las decisiones que acaba de llevar a la práctica) que fuera merecedor al “Premio Confucio de la Paz” y, para más inri hace unos ocho años, curiosa y paradójicamente, figurar entre los 278 candidatos al Premio Nobel de la Paz…

Su padre fue un capataz de fábrica y un antiguo oficial de la Marina Soviética, condecorado por su actuación en la defensa de Leningrado contra el ejército alemán durante la II Guerra Mundial, y su madre: trabajadora en una fábrica.

Nuestro protagonista, como recuerdan quienes han escrito acerca de aquellos años mozos de Putin “se crio bajo un techo que compartían tres familias. Desde allí, viviendo–como señalábamos en unambiente humilde  se dirigía, en edad escolar, a una escuela de San Petersburgo–su ciudad natal- hasta que, ya en su vida de estudiante universitario, pudo licenciarse en Derecho hasta que allá por el 75 comenzaría su vida profesional en la KGB donde trabajó hasta el 91, habiendo ejercido de espía durante unos dieciséis años”.

En su largo historial, recordar también que“fue alcalde desde el 94 al 96, año en el que se trasladó a Moscú, llegando al Kremlin donde se convirtió en jefe del Servicio Federal de Seguridad, heredero del temible aparato policial”.

Más adelante, en el año 2000, ganó las elecciones presidenciales volviendo a ser electo en 2004 año en el que también fue nombrado presidente de la Comunidad del Estados Independientes (la unión de 12 repúblicas ex soviéticas).

Y así, con nuevos logros presidenciales y demás detalles que omitimos llegamos hasta la ostentación de un cuarto mandato “sumando una trayectoria que le convirtieron en “Ciudadano ilustrede la ciudad de Kazán», así como otras distinciones que dadas las circunstancias actuales se ponen en tela de juicio: «Persona del año» de la revista Time y(ya lo apuntábamos másarriba), “Premio Confucio de la Paz”…

Padre de dos hijas (María y Yekaterina) y divorciado en 2014 de Lyudmila Shkrebneva, una maestra de escuela, en 1998, ocho años después de haber tocado fondo viviendo –como recordaremos momentos de ansiedad económica para él y su familia-, fue nombrado director del Servicio Federal  de Seguridad (sucesor del KGB), cargo que ocupó a partir de marzo del año siguiente de forma simultánea con el de secretario del Consejo de Seguridad Nacional.

Sin duda Putin es un estadista que cumple al milímetro con los múltiples compromisos de su abultada agenda pero le queda tiempo para apuntar decisiones surrealistas sembrando lo que nadie sabe en lo que puede acabar.

En sus reuniones con otros líderes, no necesita intérpretes ya que habla a la perfección alemán e inglés y, mientras ‘otros’ no se privan de ciertos placeres mundanos, Putin defiende su forma de vida sana, no bebiendo alcohol y practicando diferentes deportes como por ejemplo la lucha rusa y, cómo no, el yudo ya que es cinturón negro.

¿Seguirá practicando estas aficiones a la par que imparte órdenes para que sus tanques y aviones continúen al acecho, sembrando el caos?

En definitiva: Vive dentro de un régimen estricto de costumbres, sin olvidar que “además de abogado y entrenador de judo -como nos recuerdan-, fue taxista”.

Con todo ello, estos días, desde su “sillón de mando”, desafía al mundo.

En un documental, el propio Vladimir Putin, dice textualmente:

«A veces tuve que ganar dinero extra como chófer”, admitiendo que trabajó conduciendo su coche particular, un Volga que compró con los ahorros de su paso por la KGB.

Quienes relatan retazos de la vida de Putin, nos recuerdan que “era habitual, hasta hace una década, que en muchas ciudades rusas, parar a coches particulares para que te lleven a un sitio a cambio de dinero”. Fue así que en los 90 Putin se buscó la vida al regresar a la URSS tras media década en Alemania Oriental…

Volvía con los suyos a Leningrado (actual San Petersburgo) en medio de una repatriación masiva de agentes de inteligencia que habían desarrollado su peligroso trabajo en diferentes países.

 Como bien nos recuerda el periodista Steven Lee Myers, autor de “Putin, El nuevo Zar”:

«Habían sido derrotados, vencidos y, de hecho, se habían quedado sin trabajo, eran los refugiados desplazados de un imperio desmoronado”.

Y pensar que en medio de tantos recuerdos de sus comienzos, de la vida humilde de la que era protagonista, en la actualidad, este poderoso líder lleva ya más de veinte años en su intocable sillón desde el cual –como decimos- acaba de apretar el botón acabando con la vida de tantos inocentes… ¡Y lo que queda!

Este es el perfil de quien acaba de “mirar por encima del hombro” al mundo entero.

                                                                                                             ©Bayres/ALGENTE

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