El Rey Buffon, que no es lo mismo que “el bufón del Rey”…

Desde que inició su carrera con apenas 13 años en el Parma, Buffon -que debutó en el primer equipo de su primer club, en 1995- hasta hoy, fue nombrado mejor portero del mundo en cinco ocasiones.

Un portero curtido en mil batallas que jamás habría imaginado que el destino le tenía reservado un capítulo nada digerible para un guardameta de sus características.

Porque hoy, ya veterano, sigue siendo dueño de una jovialidad envidiable y como pocos colegas, el Rey del área, con o sin balón, ya que bien conocida es su caballerosidad.

Pero también es un “gentleman” una vez finalizados los encuentros… Tras el pitido final –no hay más que verlo- es el primero en felicitar o consolar, según la ocasión, a los jugadores del otro equipo.

Esta vez, no pudo recibir el consuelo de nadie porque tras ser expulsado (por primera vez en toda su carrera) frente al Madrid, no hubo ocasión de consolarle pues salió disparado hacia el túnel de vestuarios como alma que lleva el diablo.

Han pasado unos cuantos días desde el penalty que le hicieron a Lucas Vázquez, momento que acabó con la ilusión de la Juve, pero, hagamos memoria:

En ese cuadro y ya casi expirado el tiempo de descuento, se vivió “de todo”…

Una clase de nervios por un lado; otros muy distintos, por otro; el imparable chutazo de Ronaldo y su exultante alegría que además, transmitió a medio mundo el tiempo que le dedica al gimnasio y, cómo no, la incontrolable rabia de Buffon.

Lógicamente, aunque la falta no admitió discusión según los analistas que la miraron con lupa desde los cuatro puntos cardinales, el bueno de Buffon, vio cómo en esos fatídicos segundos, se le esfumaba el sueño de que su equipo intentara  “hacerse” con el partido en la prórroga y –por qué no-  seguir construyendo el castillo de, probablemente, una última champions, antes de que, llegado el momento, cuelgue sus botas definitivamente.

Para su razonamiento, entremezclado con esa ilusión, no había que esperar a ver el partido en casa y dar la razón al árbitro, no…

En aquel preciso instante su mente, seguramente, le habrá dicho que eso no estaba ocurriendo, que era “impensable” y que nadie le podía “arrebatar” aquel instante que había dibujado como posible.

En ningún momento de su carrera y en ese histórico encuentro, menos, quiso ser el bufón de este deporte rey, sino, como siempre: el Rey Buffon…

Lamentablemente aquella jugada que paralizó a los crédulos e incrédulos, no admitía ser rebobinada.

…Después: sus nervios, la forma en la que los verbalizó, la tarjeta roja y la soledad del vestuario con la impotencia a cuestas.

Un superhéroe que a lo mejor habría atajado aquel cohete de Cristiano (pensaron muchos como vago consuelo), pero claro, como fue un trallazo imparable, lo mejor era quedarse con el recuerdo de este portero tan admirado, antes que ver al otro superhéroe, dejándolo batido, en el segundo final y en el umbral de su futuro “adiós” futbolístico…