El inacabado templo que Justo Gallego levantó con sus manos en Mejorada del Campo
Una ilusión que duró 60 años
Un albañil inmerso en una gran fe cristiana, dueño de una voluntad pocas veces vista y de una fortaleza que le llevó a construir su singular templo aunque, evidentemente, en los últimos años, por edad y por salud, ya no contaba con esa predisposición para continuar con el objetivo que se trazó en sus años mozos.
Con él estuvimos –en las entrañas de su obra y a pie de su soñado templo, varias veces: entrevistándole para un semanario líder y, años después, por supuesto, para ALGENTE, como podemos verle posando para Liliana Cozzi, mientras –entre otras cosas-, nos decía:
“Quiero que digáis en vuestra revista que Justo Gallego, a pesar de todos los inconvenientes, está feliz. Los problemas que van surgiendo seguro que se solucionan pero yo ¡¡estoy feliz!! por lo que he conseguido hasta ahora, pero… Siempre hay un pero y, en este caso: que los años pasan y el físico ya no resiste las duras jornadas que dediqué desde casi la madrugada a esto que podéis ver ¡y todo hecho con estas dos manos!”
Impresionante lo que ha construido en todos esos años, independientemente “los problemas”…De permisos, de legalidades, de situación arquitectónica y todo lo que se le pudo haber imputado a su sueño…
“Espero y deseo –nos decía- que alguna vez (conmigo o sin mi), toda esta ilusión que tengo, haya tenido algún sentido”.
Y eso, hasta hoy, no pudo ser ya que Justo –como se sabe- no ha sido testigo de lo que anhelaba y, a partir de ahora, serán los expertos quienes resolverán el destino final de este templo al que este infatigable trabajador, le proporcionó una cripta subterránea, los claustros, el baptisterio, cantidad de torreones e innumerables cúpulas. Una obra que, como decimos, está en manos de los ingenieros que la estudian tras ser donada a Mensajeros de la Paz y al Padre Ángel que, es de esperar, pueda darle a Justo, la satisfacción póstuma de poner en marcha esa “locura” (como no pocas veces fue señalada) de 60 años, repleta de la auténtica ilusión que caracterizó a Justo Gallego.
©Bayres/ALGENTE
fotos © Liliana Cozzi