EDITORIAL_180

“He cometido el peor pecado que uno puede cometer: ¡No he sido feliz!”

                                                                            Jorge Luis Borges

La ceguera de un escritor directo y punzante como Jorge Luis Borges, evidentemente no se traslucía en sus palabras, en sus reflexiones.

Como muestra, hoy, recordamos una de ellas que apunta directamente a la más incontrolable sensibilidad de quién, de quiénes, se identifiquen con lo que escribió:

“He cometido el peor pecado que uno puede cometer: ¡No he sido feliz!”

Y vaya si existen pecados, pero para Borges, no ser feliz, fue el peor…

Para el resto de los mortales, también podemos encontrar esa infelicidad:

En los sentimientos de pareja.

En el trabajo.

En una Semana Santa como la reciente.

En la vuelta a casa.

En el colegio, en el Instituto, en la Universidad.

En la calle…

¡No ser feliz!

Para ‘atacar’ esa infelicidad, tal vez podríamos poner en marcha algunas ilusiones futuras, algún que otro sueño, ya que como dijo William Shakespeare:

“Un hombre que no se alimenta de sus sueños, envejece pronto”… Pero tampoco deberíamos olvidar lo que, tras leer a Edmund Burke, se convierte en una verdad como un templo.

“Nunca puedes planear el futuro a través del pasado”.

Por eso, a partir de este reluciente mes de mayo, salgamos a la vida con esa fuerza que todo lo puede dando un sonoro carpetazo a cualquier pasado que nos esclavice.

Y situándonos en el presente y en las más impredecibles actitudes humanas, no se pierdan lo que les contamos en la página 35 bajo el título de ¡Impresionante maldad!