EDITORIAL_157

                                               “Un hogar sin libros, es como un cuerpo sin alma”.

                                                                                                                                        (CICERÓN)

El pasado ‘día del libro’ nos hizo recordar la reflexión de Cicerón dándole la importancia que tienen los libros ya que, la vida sin ellos, “es como un cuerpo sin alma”, aunque también muchos otros hogares y muchas otras almas, no dejan de recordarnos que esa misma vida, sin muchas ‘otras cosas’, puede llevarnos, precisamente:  a la ausencia de vida…

Los libros: ¡bendito tesoro! como puente a la cultura, a la educación, a poder formar parte de una sociedad coherente pero, por favor,  que a la sociedad no le falten tantas ‘otras cosas’.

Al decir: ‘vida’, nos damos la mano, naturalmente, con la salud, con poder trazar en el presente y en el futuro un devenir ausente de la ansiedad que provocan las sombras de la duda, así como que el mal nacido virus emigre para siempre.

Y hablando del virus, compartir con todos vosotros las preguntas que nos hace llegar un lector en una tormentosa carta, escueta, directa, mientras en su escrito divaga por mil interrogantes acerca del mal que nos aqueja.

Solo podemos decir que ‘ahí’ están las vacunas y los científicos velando por esa vida, por esa salud que mencionamos, aunque no sabemos responderle sobre sus preguntas finales…

Escribe:

‘¡¿Quién creó el maldito virus?!’ ‘¡¿El mismísimo Lucifer?!’

Y se despide preguntándose:

 ‘¡¿Puede existir un alma capaz de haber fabricado un virus en un laboratorio y expandirlo hacia el mundo entero?!’

Hay preguntas que nos superan.

Lo único que podemos responderte apreciado lector, es que, ni todos los libros del universo podrían hacernos imaginar ‘un alma’ como la que tú insinúas, aunque: no menos cierto es que muchos se preguntan lo mismo y para ello, tampoco hay respuestas.

Lo más importante hoy día es cuidarse, creer en la vacunación y que cualquier fantasía hacia el mal que padecemos, solo sea eso: una fantasía, excepto la que deseamos se convierta en realidad, permitiéndonos volver a la vida que teníamos antes y a la que hoy le damos la importancia que nunca antes le habíamos dado…