CARLOS LÓPEZ BARRANCO: El piloto que salvó 42 vidas


Hay nombres y nombres: Andreas Lubitz se llevó con él 149 inocentes en los Alpes franceses…Carlos López Barranco, salvó 42 vidas con sus increíbles reflejos. Volamos con él…

Hay nombres y nombres y por supuesto, hombres y hombres.

Llevado lo que decimos al mundo de los comandantes y copilotos de vuelos comerciales, nos detenemos primero, en el nombre y apellido causante de un terrible reciente siniestro que conmovió al mundo: Andreas Lubitz.

Pero también gracias a nuestro “Túnel del tiempo”, en el recuerdo de otro accidente aéreo que, si bien dejó muertos y heridos, podría haberse convertido en otra gran catástrofe de no ser por la pericia y el arrojo de su comandante.

El primer ejemplo, como decimos, nos detiene en ese copiloto del vuelo 4U9525 de Germanwings siniestrado en los Alpes franceses y que truncó la vida de 149 inocentes con su “voluntad de estrellar el avión”, según el Fiscal del caso.

El segundo: el recuerdo de quien nos atendió, personalmente, horas después de haber salvado 42 vidas. Un hombre increíble, el Comandante de Iberia Carlos López Barranco al que hoy le dedicamos con emoción estas páginas que nos llevan a un recién estrenado año 84 en el que se convirtió en poco menos que héroe nacional como muchos recordarán.

El Comandante recibía en exclusiva, a los responsables de esta publicación (entonces periodistas de un importante semanario) en su chalet de una urbanización situada en la carretera de Burgos para relatarnos cómo habían ocurrido los hechos.

Con una ansiedad que trataba de controlar y apenas repuesto del susto, recordó su increíble maniobra nacida de su arrojo en aquel momento imborrable de niebla y fuego en la trágica mañana de un 7 de diciembre en el Aeropuerto de Madrid, Barajas , cuando dos aviones colisionaron.

Fue algo increíble, increíble el haber contado con aquellos reflejos que evitaron que mi avión chocase frontalmente contra aquella nave de Aviaco que erróneamente se encontraba en la pista de despegue. La pista era para mi avión y así me lo habían comunicado al iniciar la maniobra..

López Barranco, al recibirnos, no olvidaba -¡cómo olvidar!- el manto espeso de niebla que cubría la zona, los perfiles borrosos de los aviones aparcados, las luces a lo lejos, su “Boeing 727” que emprendía veloz carrera tras el oportuno permiso de la torre de control, la rapidez vertiginosa de la aeronave en ese momento que precede al despegue y finalmente –que es lo que ocurrió- la colisión, el estruendo súbito y las llamas que afloran en cuestión de segundos.

Todo ocurre en un instante, observas el panorama como si estuvieras dentro de una película de ciencia ficción y haces la maniobra que hoy nos permite estar aquí, conversando con vosotros.

Y tras esa casi mágica maniobra, el ulular de las ambulancias, los primeros auxilios, los supervivientes mal heridos, la identificación de los cadáveres y, a pesar de la catástrofe ¡¡42 vidas a salvo gracias al Comandante López Barranco!!

Un mes después del accidente el comandante invitó a nuestros actuales directores a formar parte del primer vuelo que le devolvería a su rutina y así le vemos en algunas de las fotografías que rescatamos de este “Túnel” que indudablemente nos hace detener en la diferencia de situaciones, de circunstancias y en un perfil, el de nuestro protagonista, que nos permite repetir lo que decíamos al comienzo:

Hay nombres y nombres y por supuesto, hombres y hombres…  En éste y en todos los túneles del tiempo…

 

©LC/JB/Bayres/ALGENTE