Amor de perros

Lo que vamos a comentar en este informe acerca de la presencia de las mascotas en España y cuál es el sitio que les da nuestra sociedad, bien podríamos resumirlo en algunas de las parrafadas firmadas por Arturo Pérez Reverte en “Perros e hijos de perra”.

El laureado escritor, reflexiona desde el amor que siente por los perros:

“Cuando desaparece un perro noble y valiente, el mundo se torna más oscuro, triste y sucio”.

Una gran parte de la sociedad ama a sus mascotas considerándolas como a alguien más ‘de la familia’ aunque, por desgracia, lo que decimos a continuación, es algo que, al leerlo en las redes, empalidece cualquier sentimiento:

“Quiero tanto a los perros que nos dan amor de verdad, que no puedo concebir a quienes nos ven como unos ‘apestados’ por haber puesto un perro en nuestras vidas”.

Sin embargo no todo el mundo piensa así. No hay más que recorrer algunos de los chats que inundan las redes para darnos cuenta que la libertad de expresión y de sentimientos, obviamente, existe:

Lean:

“A algunos no nos gusta esquivar las cagadas de perro cuando caminamos por las aceras, evitar que nuestros hijos jueguen en la hierba de los parques donde los dueños que se consideran más civilizados de esos perros orinan y defecan”.

Otro: “A algunos no nos gusta que los dueños de perros por pequeños que sean entren en los establecimientos, también los que dispensan alimentos, a pesar del cartel de prohibición de la puerta. El que quiera perro que lo aguante él solito, sin obligarnos a los demás a soportar las incomodidades; «serás el siervo de tus hijos y el esclavo de tu perro», proverbio árabe”.

A todo ello y cantidad más, rescatemos alguna que otra reflexión, esta vez, a favor de esas mascotas:

“A mí me molestan los niños que no me dejan comer en el restaurante, correteando entre las mesas con sus gritos y que nadie les diga nada mientras que, acabo de regresar de Holanda y pude entrar con mi perro a un restaurante de nivel en el que hasta nos trajeron un bebedero para nuestra mascota que pasaba inadvertida bajo la mesa ¡Increíble! ¡Cuánto que aprender!”.

“Y después hablamos de sentirnos europeos…Basta recorrer Europa con un par de mascotas como es nuestro caso y darnos cuenta, al regresar a España, lo mal que tratan a los perros”.

“Eso no se puede generalizar ¡Hay cantidad de personas que le dan su sitio a las amadas mascotas!”

José Ignacio Torreblanca de cuyos datos profesionales, entre muchos otros, subrayamos el de profesor de Ciencia Política en la UNED y director de la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations; experto en temas internacionales y europeos y, oportunamente, ponderado columnista de El País, escribió algo que –con permiso de su sabia pluma-, nos viene ‘como anillo al dedo’ para adentrarnos en estas cuestiones que no favorecen en nada a la idea de considerarnos europeos, ya que precisamente, España: es el país menos tolerante a la hora de respetar a las mascotas:

“Tienes dos perras, una es una Border Collie, la otra, recogida, la describimos como “Border Chuchi”. Te hacen feliz, te mantienen en contacto con la naturaleza. Son deportistas, como tú, y como tú, soportan la ciudad a duras penas. Entre semana tienen que ir atadas, por las aceras es obligatorio, en los parques también es obligatorio llevarlas atadas. Buscas sitios donde soltarlas, y cuando lo haces miras a tu alrededor como un delincuente, no te vayan a pillar. Sabes, lo has visto, que hay países más civilizados donde los perros pueden ir en el metro, en el autobús y entrar en las tiendas…”

Y continúa su relato que, en su momento, apuntaba a la búsqueda de la libertad del fin de semana en el campo donde disfrutar –sin ‘ataduras’- de sus perras:

“La luz de la mañana es increíble, se ve toda la sierra norte de Madrid, desde el Escorial a la Pedriza, y al final, de la bruma, salen las puntas de las cuatro torres Espacio. La primera luz de la mañana se desparrama por las rocas de granito, las jaras están todavía húmedas, y los enebros frescos.

¡Un momento! No puede ser. El cartel es rotundo: ‘¡Prohibido perros sueltos!’ Es curioso que de todas las prohibiciones que hay en el cartel, esta es la que ha habido que destacar especialmente. El mensaje está claro: llevar un perro suelto es peor que circular en coche por un parque natural, arrancar flores, recoger setas, tirar basura, hacer fuego o acampar. Todas esas amenazas ecológicas son de segundo orden: lo verdaderamente amenazante es un perro suelto, un arma, al parecer, de destrucción masiva ecológica”.

A esa libertad muchas veces frustrada por carteles con destacadas prohibiciones, se enfrentan también muchos otros comentarios en las redes.

Transcribamos algunos de ellos que –ni qué decirlo-, hablan por sí solos:

 “La culpa de que los perros tengan que ir atados y con bozal es de los seres humanos. Yo practico ciclismo, senderismo, atletismo… vamos, que hago deporte y siempre, siempre, hay perros sueltos que intentan atacarte…”

También hay réplicas con fundamento.

 “No hay derecho a que nos criminalicen por llevar a nuestro perro al campo”.

Y otro chat cargado de fundamento:

Vivo desde hace tiempo en Cambridge, una de las ciudades culturalmente más avanzadas del mundo, con una Universidad que se encuentra entre las tres primeras del planeta: en excelencia y que lo impregna todo. Aquí los perros son bien recibidos incluso en algunos pubs. Pueden ir libres por los parques del centro de la ciudad donde corren sueltos y felices…”

Y lo que es una triste realidad:

“En este país hasta 150.000 mascotas terminan cada año abandonadas. Son 400 abandonos al día, una cifra que sitúa a España como número uno en abandono de mascotas en Europa”.

Por suerte existen otros datos que nos dicen que en España ya hay más animales de compañía que menores de catorce años. Unos datos que tumban en parte esa estampa de abandono en vísperas de vacaciones, en el umbral de las fiestas que se avecinan antes de emprender un viaje y cada vez que se ha pasado la característica euforia de tener este tipo de mascotas en casa que, sin duda, nos marcan una serie de obligaciones y responsabilidades.

Cómo será que en España, como decimos, ya hay más animales de compañía que menores, que se ha publicado que, por ejemplo en Madrid, hay más posibilidades de “cruzarnos con una persona paseando a un perro que con una pareja con un carrito de bebé”.

No olvidemos una decisión tomada por algunas grandes superficies comerciales, permitiendo la entrada de perros, aunque eso sí, de pequeño tamaño y atados así como en terrazas al aire libre.

Detengámonos ahora en una investigación realizada en los Estados Unidos que asegura que “el 80% de los dueños de mascotas expresan que su compañía los hace sentir menos solos. Casi 9 de cada 10 (89%) personas que recibieron una mascota por culpa de la soledad reconocen que su animal de compañía los ha ayudado a sentirse menos solos (…) La investigación científica muestra que las mascotas tienen un impacto positivo en nuestra salud y bienestar”. (Instituto Habri)

Y cómo no trascribir la postura legal que se otorgó a las mascotas.  En ese sentido veamos lo que decidió el Congreso hace ya cuatro años, apoyando por unanimidad a estos animales como ‘seres vivos’ que “no serán embargables y un juez podrá decidir la custodia en separaciones de pareja”.

Pese a todos estos logros, tal como decíamos “España sigue siendo uno de los primeros países en la lista de abandono de perros y gatos”.

Mientras tanto, los chats a favor y en contra de los perros en nuestra sociedad actual, siguen echando humo…Ahí van algunos ejemplos:

“Sobre los perros cada vez hay más prohibiciones… A ver cuando prohíben prohibir. No puedo pasear a mis perros con un mínimo de libertad…No soy un apestado y mi perro ¡menos!”

Me importa un pito que te prohíban pasear a tus perros. Lo primero que tendrías que reconocer es que la mayoría de dueños de perros son incívicos….”

¿Que tener perro en este país es ser un apestado? O vives en otro mundo, o no sé de qué te quejas. Me parece perfecto que la gente tenga en sus casas perros, gatos, caballos o dinosaurios, pero antes de hacerse con un animal deberían saber que esto tiene una importante contrapartida: la responsabilidad”.

“Tengo perros y los saco sueltos, los adiestro, recojo sus necesidades. Sin embargo tengo que ver cada vez que voy al campo, colillas, vasos, mascarillas, bolsas y demás mierda de mucha gente. Por la calle pasa lo mismo y encima tengo que soportar que alguien me mire mal en el campo por soltar a mi perro. No hay quién lo aguante…”.

“Qué pesados y egoístas sois la mayoría. ¿Que no os gusta pisar cacas por la calle? A mí tampoco, por eso recojo las de mis perros. ¿Que no os gusta que os ladren por la calle? A mí tampoco que me piropeen de malas maneras, me griten o me traten mal, y aunque me sucede cada semana, no pretendo que prohíban a la raza humana salir a la calle. ¿Que no os gustan los perros en la naturaleza? A mí tampoco me gustan los domingueros ni los flipados, y las vomitonas tras los botellones, los escupitajos, los chicles, la falta de civismo en todo esto que me parece que en este país, hay unos cuantos ejemplos. Pues ya os podéis ir relajando, seguiremos cuidando de nuestros animales como se merecen, por mucho que os pique a todos”.

Quienes aman verdaderamente a los perros, seguramente rubricarán lo que escribió Cheryl Cole: 

“No me fío de nadie en mi vida, excepto de mi madre y de mis perros”.

Como vemos es un tema más que abierto que acepta mails y comentarios de nuestros lectores.                                                                                 

Texto y fotos: Bayres/ALGENTE/Redes sociales