Algunos de los tantos suicidios

en el mundo del fútbol

Cantidad de veces hemos escuchado decir…”Si mi equipo pierde el domingo, me suicido”. Eso, en la voz de un aficionado se toma como una frase hecha pero lo cierto es que, en muchos futbolistas, esa frase –a lo largo de los años- se ha convertido en incomprensible realidad como podremos recordar gracias a nuestro Caleidoscopio, deteniéndonos en varios casos de sonados suicidios protagonizados por futbolistas con nombre y apellido que no supieron sobreponerse a diferentes malas noticias…

Un primer ejemplo lo encontramos en Dave Clement,  ex defensa del Queens Park Rangers FC que se suicidó con veneno para plantas un 31 de marzo de 1982 al no aceptar que una fractura en una de sus piernas le hiciera abandonar su carrera futbolística.

Ramiro ‘Chocolatín’ Castillo, ex atacante boliviano que se ahorcó en octubre de 1997 con una corbata al no poder soportar la pérdida de su hijo Juan Manuel, de 7 años por culpa de una hepatitis

En febrero del 92, Alan Davies, ex futbolista del Manchester United y del Newcastle, fue hallado sin vida en el interior de su automóvil. La causa: suicidio sin recordarnos ni el por qué ni el cómo…

Sándor Kocsis, considerado el mejor cabeceador de la historia, se suicidó a los 49 años en julio del 79, arrojándose del séptimo piso de un hospital de Barcelona en el que se estaba tratando de cáncer.

Joan Gamper, pionero del fútbol suizo, se suicidó al sufrir una fuerte depresión en julio de 1930  al habérsele prohibido cualquier contacto con el Barcelona, club, del que fue presidente.

Abdón Porte, mediocampista uruguayo se quitó la vida el 5 de marzo de 1918 disparándose un tiro en el círculo central del Estadio Gran Parque Central del club Nacional, moralmente hundido por no haber superado perder la titularidad en ese prestigioso equipo.

Robert Enke, ex portero de la selección de alemana, murió el 10 de noviembre del 2009 tras arrojarse bajo un tren al no superar la muerte de su hija ocurrida tres años antes.

El ex volante Mirko Saric de San Lorenzo de Almagro, de Argentina, sufría de depresión por una grave lesión en los ligamentos, motivo por el que decidió suicidarse en abril de 2000, ahorcándose con una sábana, en su casa del barrio de Flores, en Buenos Aires.

Lester Morgan Suazo, ex portero costarricense se suicidó a los 25 años con un balazo en la cabeza, al parecer: agobiado por las pensiones alimenticias que debía pagar por sus dos hijos.

Otro de los casos el de Leandro Latorre que con solo 18 años fue encontrado sin vida en el patio de su hogar según se aseguró al no encontrar equipo para continuar con su carrera.

Y tantos otros casos como el del uruguayo Williams Martínez que militó en diferentes equipos. Como vemos, detrás de la alegría del fútbol hay muchos casos de tristeza. Hoy solo hemos recordado algunos de ellos…

También un árbitro: Fabián Madorrán que en 2004 se disparó un tiro en la boca tras ser despedido de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA)

El suicidio, lamentablemente, ha sido una realidad en un deporte que siempre debería estar no para cargar tensiones sino para hacernos disfrutar de esos 90 minutos que, generalmente, nos ayudan (o deberían) a lograr precisamente, lo contrario.